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Confabulación de Carlos del Amor

¡Hola a todos!


El libro del que os quiero hablar lo acabé hace ya unas semanas pero es tan especial que me siento en la obligación de contaros un poco de qué trata. Se llama Confabulación y es una novela del periodista Carlos del Amor.

Sinopsis

Andrés es un editor literario con una vida simple y aburrida. Más allá de estar saliendo con "la más guapa" del colegio, su día a día transcurre de casa a la oficina y de la oficina a casa. Un día, tras un terrible descubrimiento, la ira le puede y acaba asesinando a un amigo. Con el miedo de la repercusión puede tener intenta continuar sus rutinas hasta que descubre nadie se ha enterado y, es más, parece no haber sucedido nunca. Una visita al médico le revelará que sufre una extraña enfermedad, la confabulación, por la cual, cuando su cerebro no guarda recuerdos, los fabrica de forma aleatoria.

Crítica

¿Cómo se vive cuando desconoces qué te ha ocurrido de verdad? Esta es la premisa en la que se basa Carlos del Amor para desarrollar toda la novela. Andrés tiene una vida anodina y sin ningún aliciente remarcable pero su mundo se vuelve del revés. Empieza a desconfiar de todo, necesita ayuda de sus familiares y amigos para comprobar cada uno de sus recuerdos, para verificar si la vida que cree haber vivido, es la real, tanto en el pasado como en su día a día.

Poneos en su situación. Debe ser muy complicado que, de la noche a la mañana, tu vida se desmorone y no sepas cuál es tu realidad. En una situación así, te pasas el día pensando si lo que acabas de vivir es producto de tu imaginación o ha sucedido realmente. Para ello, Andrés buscará ayuda médica, una terapia de grupo o algún tipo de soporte tecnológico. Pero tampoco será fácil convivir con él desde el lado de su familia porque ¿quién soporta a alguien que desconfía de ti a cada minuto?

Con todo ello, la aburrida vida de Andrés saltará por los aires ya que empezará a desconfiar de todo el mundo y hasta de su propia mente por lo que buscará cualquier soporte que le ayude a asegurarse.

Además, la asistencia a las reuniones con personas que padecen otras enfermedades neurológicas le harán relativizar sus problemas y le demostrarán que la situación podría ser mucho peor: su cerebro podría olvidarse de todo lo sucedido las últimas 24 horas o recordar todos los minutos que ha vivido, etc. ¿Sobrevivirá a este revés y aprenderá a vivir con esta pequeña anomalía?

En general, es una novela que comienza muy fuerte con muchas sorpresas y momentos de conmoción para Andrés que el lector sentirá como suyos propios. Poco a poco, todos nos iremos haciendo a la realidad que es vivir con una enfermedad así y las dificultades o la incomprensión que supone. Lo más duro es pensar y ser consciente que no es una mera ficción sino que mucha gente sufre este tipo de enfermedades en las que la memoria juega un papel muy importante. Esta realidad consigue que tomes conciencia de la importancia que tienen los recuerdos para nosotros. Novela impactante e importante, para reflexionar.

Calificación

Citas

En una pelea, si estás tranquilo, das el treinta por ciento; si estás enojado, un ochenta por ciento; pero si lo que te guía es el odio y la venganza, llegas al cien por cien de fuerza.
Me agobiaba el que [...] me vieran solo, no por el hecho de estar solo, que es algo que siempre me ha gustado, sino porque les podía dar pena. Nuestra sociedad parece mirar raro al que le gusta la soledad, al que come solo, al que viaja solo, al que desayuna solo. Se le mira como diciendo "fíjate, no tiene nadie con quien comer o viajar". No se entiende que en ocasiones una opción elegida deseada.
La distancia es relativa; quiero decir, no creo en los metros igual que no creo en los segundos. Siempre pensado que, por ejemplo, cien metros puede ser una distancia enorme o un suspiro dependiendo de para lo que la tengamos que recorrer.
En ese mundo paralelo que estaba viviendo en este momento, la gente podía quedar a charlar con un recuerdo, podía enamorarse de alguien un recuerdo vivir dentro el resto de sus días, porque el recuerdo le daba más felicidad que cualquier acontecimiento real.
Hasta esos días inciertos yo siempre firmaba que nuestra vida está hecha de recuerdos, van formándonos y nos hacen crecer. Desechamos los que no nos marcan, destilamos nuestra rutina y sólo pasan el filtro de calidad aquellos que por alguna extraña razón nos van antes y, de alguna manera, nos cambian.
La felicidad no depende tanto de lo que tengas, sino de lo que esperabas tener, no tanto de la satisfacción como de las expectativas.
Al final la felicidad no es sino una sucesión de recuerdos o del posos que van dejando. En general, todos nos pasamos la vida reviviendo momentos, y si en la balanza los buenos superan ampliamente a los malos, lo podemos llamar felicidad. Somos de naturaleza nostálgicos, aunque digamos lo contrario, rememoramos el viaje disfrutado, la cena de anoche, el baile de después, el café de hace un rato.
Nos pasamos la mitad de nuestro tiempo mirando atrás, recordando, y la otra mitad mirando hacia delante, planeando o diseñando cómo será el día siguiente y las dos cosas tienen relación. 
Me empezó a importar, quizá demasiado, la huella que dejaría si en ese momento muriera [...]. Si lo pensamos bien, vivimos para dejar poso; cualquier acto o al menos casi todos nuestros actos tienen un repercusión inmediata en alguien. Lo queramos o no, vivimos cambiando constantemente la vida de los que nos rodean, al igual que la nuestra varía a cada según en función de lo recibido.
Todo recuerdo es mentira, no hay recuerdo fiel a la realidad, lo moldeamos con el paso del tiempo para hacerlo más acorde a lo que queremos. La vida perfecta no existe, pero los recuerdos a priori superficiales intentamos convertirlos en más apetecibles para de alguna forma, hacer más atractiva la vivencia. Además desempeña un papel importante la presión social: a veces recordamos tal y como la sociedad quiere que lo hagamos.
Entre cafés y cigarros trazamos las líneas maestras de lo que estaba por venir, sin saber que el porvenir sería otro.
Irse es una de las cosas más complicadas que existe, irse de una cena, de una fiesta, de una reunión, de la cama.
Desde el mismo momento en que hay una cámara de por medio todo se distorsiona, no somos reales del todo si sabemos que nos están fotografiando o grabando.
Vivimos siempre intentando alcanzar la felicidad y en ese propósito se nos va la vida. Conozco poca gente que viva de verdad el presente, o mejor dicho, en el presente sin estar permanentemente preocupado por el mañana. Vivimos para llegar a fin de mes.
El sueño se frustró pronto, se fue desdibujando casi sin querer, como suelen desdibujarse la mayoría de los sueños. Es descorazonador cómo los vamos dejando por el camino, son víctimas colaterales en las que reparamos poco, pero un día directamente dejamos de soñar.

Comentarios

  1. Holaaa
    Gracias por tu reseña, no conocía el libro pero me ha creado curiosidad, seguramente lo lea más adelante, me parece muy interesante
    Un besote y gracias por dármelo a conocer ^^

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    Respuestas
    1. Hola!

      Gracias a ti por comentar. Me alegro de descubrirte nuevos libros. Si te animas, este mismo autor tiene otro que se llama "El año sin verano" que es también estupendo.
      Un saludo

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