La luz de Candela de Mónica Carrillo

Segundo libro en papel y segundo libro que me dura menos de una semana. No sé si será casualidad, que leo más rápido en papel o que elijo muy bien los libros en papel.
Azar o no, La luz de Candela llegó a mis manos como los hijos muy deseados, entre algodones, tratándolo con mimo y cariño, acariciando sus tapas duras y sus letras en relieve y oliendo sus páginas, disfrutando de aroma de libro nuevo. Y ese amor con el que lo traté desde el primer día, fue devuelto con creces con las palabras y la historia de Candela.

Sinopsis

La novela nos transforma en Candela, fotógrafa experimentada que trata de vivir su vida y su trabajo a través del disfrute y el positivismo. Todo cambia cuando el destino cruza en su camino a Manuel, un joven modelo que pondrá su mundo patas arriba. A pesar de que ella se da cuenta desde el primer momento que esta etapa no va a durar eternamente y trata de disfrutar de cada momento juntos, Manuel empieza a colarse en su pensamiento a cada momento, su vida y sus reflexiones se centran lo que Manuel puede pensar o pueda desear. El problema es que estos sentimientos no son recíprocos y la relación pasa de la pasión y la complicidad inicial a la necesidad de Candela porque Manuel se implique más y construyan un futuro juntos. La adicción por Manuel empieza a desesperar a Candela quien racionalmente sabe que esta relación le va a hacer mucho daño pero es incapaz de desegancharse de él. Tendrá que pasar el tiempo, los días, los meses... y siempre con el apoyo incondicional de sus amigas que le mostrarán el lado bueno de la vida, y el malo, pero siempre con una sonrisa.

Crítica

No es una novela al uso. La historia comienza mostrando lo complicado que es el amor, lo bueno y lo malo que te puede dar. La ilusión y la angustia. Las risas y los lloros. Todo mezclado, todo superpuesto, viajando adelante y atrás en el tiempo para conocer de manos de Candela su historia de amor con Manuel, cómo comenzó, cómo se encuentra en la actualidad, el recuerdo de sus escapadas, noches inolvidables como aquel fin de año en Brasil...
Además de la historia en sí misma, la autora nos hace reflexionar sobre la vida, el contrasentido de la sociedad en la que vivismo, la necesidad del humor para sentirse bien, pequeños microcuentos o poemas que pueden vincularse a la historia de Candela y Manuel o extrapolarlos a nuestra vida.

Hay un par de capítulos por los que siento una especial predilección: los dedicados a momentos del cine y la música y cómo están representados los sentimientos. En el blog Sé de las cosas que se cuentan en su post Encajar letras, nos muestran un pequeño extracto del capítulo dedicado a esas canciones que parecen que están escritas para narrar nuestra historia. Podeis leerlo sin temor a spoilers de la historia, con extractos del libro acompañados de las canciones de las que hablan.

Sólo me queda recomendaros este libro encarecidamente, por la luz que transmite Candela y la sensibilidad con la que habla de sus sentimientos. Os advierto que es un libro muy intenso así que hay que leerlo con ganas o parar cada cierto tiempo para reflexionar sobre todas sus enseñanzas. No es uno de esos libros que puedas leer de una sentada, hay que leerlos sin prisa.

 Os dejo con algunas de sus citas (sólo algunas porque os aseguro que esta vez la lista es interminable).

Citas

Te vi pasar fugazmente y pedí un deseo

 A veces la vida me viene grande. O quizá sea yo la que se vuelve pequeña ante tantas cosas que no entiendo. No lo sé. Tampoco sé por qué  te quise tanto, por qué te sigo queriendo. Ni por qué me cuesta tanto olvidarte.

Hay veces que la vida te coloca en el sitio adecuado para que todo encaje

Tendríamos que nacer ancianos e ir retrocediendo hacia la niñez. Es injusto que perdamos facultades al final de la vida y que además seamos conscientes de ello. Si volviéramos a la infancia, aunque necesitáramos de nuevo los cuidados de alguien, seríamos felices y no nos enteraríamos de la decrepitud

Tu quiero, pero no puedo. Mi puedo, pero no quiero. Al final se tradujo en un no podemos porque no queremos.

Esa manía tuya de salir corriendo. Esa costumbre mía de esperarte. Ese defecto nuestro de dejarnos huella. 

El amor es generoso. Tienes que estar al lado de una persona que quiera estar contigo, que te busque, que te cuide y para la que seas lo más importante. Se acabó el luchar por un amor imposible. Lo tuyo no ha sido un amor imposible. Ha sido un amor no correspondido. 

Nada tiene sentido contigo, pero sin ti todavía menos. 

Las mujeres hermosas son invisibles. Nadie puede ver a la persona real. Estamos tan deslumbrados por el exterior que nunca conseguimos llegar al interior. 

Yo no valgo para conformarme con lo efímero cuando podemos disponer de la eternidad. Aunque a veces la eternidad sea un instante. Ese momento ha de ser vivido como si fuera el último, pero sabiendo que no lo es. Porque si cada beso sabe a despedida, el adiós se convierte en protagonista.

Porque la vida sigue, siempre sigue, aunque a ratos pensemos que se ha parado a esperarnos.

Solo porque alguien no te ame como tú quieres, no significa que no te ame con todo su ser.