Los herederos de la tierra de Ildefonso Falcones

​Dos años después vuelvo a sentir el gusanillo de volver al blog. Sí, han pasado demasiados meses pero un Master me ha tenido "secuestrada" exigiéndome que le dedicara todo mi tiempo. Por eso me fui de aquí rápido y sin avisar. Pero todo vuelve en esta vida y Mi viaje literario vuelve con más fuerza que nunca al mundo blogger de las reseñas literarias. Ah, por mucho Master que me haya absorbido, he seguido leyendo sin parar y publicando mini-reseñas en mi cuenta de Instagram (@sandrycp). Espero que en las próximas semanas haya más novedades.

El libro elegido para volver a poner en funcionamiento el blog ha sido Los herederos de la tierra de Ildefonso Falcones, la esperadísima segunda parte de La catedral del mar, que fue publicado hace ya diez años.

Resumen

 Ambientado en el barrio de la Ribera de Barcelona en 1387, la historia comienza presentándonos a Hugo Llor, hijo de un marinero fallecido, y protegido de Arnau Estanyol, el que fuera protagonista de La catedral del mar. Hugo sueña con trabajar toda su vida en las Atarazanas Reales, lugar en el que se construyen y se reparan los barcos de la corona deAragón. Sin embargo, un vuelco del destino personificado en los Puig, antiguos enemigos de Arnau Estanyol, le hace abandonar sus sueños, su vida y su familia. Pese a tener que abandonar su antiguo barrio, seguirá manteniendo sus visitas a su madre, a su hermana Arsenda y a Bernat Estanyol, el hijo de su maestro, al que intentará ayudar para agradecer todo lo que hizo su padre por él.

En sus idas y venidas ganándose la vida y escapando de los peligros, acabará ayudando a Mahir, un judío al que ayudará en sus viñas y le transmitirá todos los secretos del mundo del vino al que Hugo empezará a amar con verdadera devoción. Sin embargo, las revueltas contra los judíos y las luchas por el poder del reino trastocarán la vida de nuestro protagonista, al que le tocará reinventarse una y otra vez.

Reseña

Cuando aparece la segunda parte de una saga que hace tiempo que has leído, las expectativas son muy altas y es fácil que el nuevo libro te decepcione. En mi caso no ha sido así. Tengo que reconocer que, aunque en su día me encantó La catedral del mar, han pasado tantos años y he leído tantos libros (y tengo una memoria tan difusa) que no recordaba gran parte de la historia de Arnau Estanyol. Así que tuve que buscar un buen resumen para ponerme en antecedentes (aquí podéis encontrar el que yo usé).

Una vez entrado en materia, hay que decir que, aunque tal vez no sea tan bueno como La catedral de mar, es un gran libro histórico, al nivel de otros del autor como La mano de Fátima. No hay que valorar el libro comparándolo con otro anterior, sino por su propia esencia. Partiendo de esa base, es un muy buen libro, que nos lleva una vez más a Barcelona, en este caso al barrio del Raval con el mercado de la Boquería, el Hospital de la Santa Cruz, la calle Marquet y, cómo no, la catedral de Santa María de Mar, siempre onmipresente en la historia.

En cuanto a la historia, a través de sus páginas conocemos a fondo la vida de Hugo Llor, desde su infancia en las atarazanas con el mestre d'aixa que se trunca el día que se cruza por primera vez con Roger Puig, momento en el que debe abandonar su trabajo, su vida, su familia, su barrio y empieza a luchar por sobrevivir. Su adolescencia está marcada por el permanente estado de alerta y el odio hacia los personajes que destrozaron su anterior vida con el personaje del Perro a la cabeza. Sin embargo acaba consiguiendo cierto equilibrio de la mano del vinicultor judío Mahir, que le transmitirá todos sus conocimientos sobre el mundo del vino y, gracias al cual conocerá a Dolça, su primer gran amor. Pero los acontecimientos históricos que se desarrollarán en Barcelona volverán a trastocar su vida una y otra vez y harán que a Hugo le toque lidiar con reyes, condes, curas, abadesas y esclavos.

Se puede decir que una buena novela, con una interesante historia detrás que nos acerca al mundo del vino, desde la recogida de la uva hasta su venta en las tabernas. Todo ello acompañado por una estupenda ambientación histórica, conseguida a través de un muy buen trabajo de documentación, y una excelente descripción de los lugares que recorren sus personajes, esa Barcelona medieval en constante crecimiento que se puede recorrer de manera casi exacta a través de las palabras de Ildefonso Falcones. Como ya consiguió con La catedral del mar, crea en el lector la necesidad de pisar esas calles, visitar los viñedos de lo que entonces eran las afueras de la ciudad, la construcción del Hospital de la Santa Cruz o las atarazanas. Una vez más, otra novela que ayuda a engrosar la lista de libros que hacen de Barcelona una ciudad literaria.

Otro aspecto que llama mucho la atención es la cantidad de mujeres que aparecen en la historia. Aunque el protagonista es un hombre, Hugo vive rodeado de mujeres que tienen una gran influencia en su vida. Desde su infancia, con la presencia siempre de su madre y su hermana Arsenda, con Dolça y Regina, judías a las que conoce durante su etapa en las viñas de Mahir y las que tendrán una gran repercusión a lo largo de su vida, y, ya en su madurez, serán Mercè, Caterina y Barcha las que llenen su vida.

El único defecto a mejorar podría ser la extensión de la novela. Las casi 900 páginas se hacen muy largas y, aunque la historia tiene la fluidez suficiente para justificar todas las páginas con las desventuras de Hugo, llega un punto en que el lector quiere que la historia acabe, a ser posible bien, y que el protagonista deje de sufrir. Además, hay partes que pueden resultar un poco pesadas por las detalladas descripciones que se realizan sobre las técnicas propias del mundo del vino.

En resumen, Ildefonso Falcones nos regala una nueva novela histórica con una fantástica ambientación histórica y personajes muy desarrollados que tratarán de sobrevivir en una Barcelona medieval en pleno crecimiento. Libro obligatorio para cualquier amante de la novela histórica.

Citas

Si he conseguido ser un ciudadano honrado, quizá sea porque nunca me incliné ante nadie

[El mar es] una inmensidad que no piensa. Sólo se mueve una, otra y otra vez. Y otra más. Año tras año, siglo tras siglo. Sí, majestuoso, pero siempre muere aquí, a los pies de quienes vienen a contemplarlo. Mañana será lo mismo. Y el día en que arrasa, mata y siembre la destrucción no sabe por qué lo hace. Si de sonidos se trata, prefiero la risa de un niño o el estertor de un anciano.

Olvidamos que cuando de dineros se trata los barceloneses son capaces de enfrentarse al mismo diablo.

Confía en ella. Tu hija es una mujer. Quizá la Iglesia diga que representamos el pecado, que debemos ser castigadas y vosotros lo creáis y nos castiguéis por ello. Tú tal vez no, pero la gran mayoría de los hombres sí. Sufrimos. Parimos, Hugo, parimos. Damos la vida. No lo olvides nunca.

Nota: