Cuando éramos ángeles de Beatriz Rodríguez

Hoy toca hablar de un libro que pocos conoceréis pero que llegó a mis manos hace unos meses y merece la pena acercároslo. Se trata de Cuando éramos ángeles de la escritora Beatriz Rodríguez, publicado por el sello Seix Barral, perteneciente a la editorial Planeta.

Resumen

Clara es una joven periodista que vive en Fuentegrande, un pequeño pueblo de menos de mil habitantes, situado entre el mar y la montaña y un poco separado del resto del mundo. Llegó allí por el deseo de su difunto marido de dirigir juntos un periódico digital local pero, tras la muerte de este, trata de seguir adelante con su propósito con una vida tranquila centrándose en su trabajo y saliendo a correr por las mañanas. Vive en el hostal del pueblo donde come y duerme y es cuidada por la dueña, Chabela, la única persona del pueblo con la que se relaciona.
La tranquilidad se acaba con la aparición del cadáver de Fran Borrego, uno de los dueños de las principales huertas que son el principal recurso económico del pueblo, lo que quiere decir, uno de los dueños de Fuentegrande. Además, pese a que se trata de una muerte violenta, la mayoría de los vecinos no parecen extrañarse ya que a lo largo de toda su vida, se había ganado mucho enemigos.
Con estos mimbres, Clara inicia una investigación sobre la vida y la muerte de de Fran Borrego mediante entrevistas a otros personajes del pueblo que pudieran estar involucrados en el asesinato. Además de la propia investigación podremos descubrir el pasado de Fran y sus amigos a través de capítulos flashback que nos permiten conocer la verdadera historias de los adolescentes de Fuentegrande en los años ochenta y noventa.

Crítica

Lo que más me gusta de leer este tipo de libros de los que nadie me ha hablado ni he leído prácticamente nada de ellos es que lo hago 'a ciegas' sin referencias y sin, muchas veces saber casi la trama, simplemente el tipo de literatura que es. Probablemente, ese 'efecto sorpresa' sea mucho más fuerte y más interesante que cuando leo best-sellers, clásicos o cualquier otro libro del que he leído alguna reseña o, al menos, un resumen. Las sensaciones como lectora son mucho más fuertes, tanto en lo positivo como en lo negativo. En el caso de este libro, este ha sido el principal sentimiento durante toda la lectura.
De manera general se podría decir que es una novela de intriga ya que la principal intención de la trama es descubrir quién mató a Fran Borrego lo que poco a poco se va desvelando a lo largo de la historia. Para ello, la autora mantiene la intriga hasta el final, lo cual es de agradecer porque algunos autores deciden dar demasiadas pistas y resulta bastante decepcionante para el lector que quiere jugar a adivinarlo. No es el caso de esta novela, porque, de hecho, el final no queda del todo cerrado aunque se deja entrever claramente.

Está estructura en dos tipos de capítulos: los capítulos basados en la actualidad y los flashback en los que descubriremos los antecedentes de algunos de los personajes principales de Fuentegrande. Los capítulos actuales están titulados por una receta, que Chabela le cocinará a Clara a lo largo del capítulo y que habitualmente guarda alguna relación con la historia y la investigación. Tengo que reconocer que como cocinillas que soy, me ha encantado este guiño a la cocina y, en particular, a su versión tradicional y de puchero.

Personalmente, uno de los aspectos que más me ha gustado ha sido la fiel descripción de la vida de un pueblo pequeño. Aunque sea un lugar imaginario, Fuentegrande puede ser cualquier pueblo que conozcas de la geografía española, con sus estamentos bien establecidos, sus diferencias de clases o las graves travesuras de sus niños/adolescentes, que cualquiera que haya pasado un tiempo en un pueblo ha vivido o al menos, le han contado 😂 Pese a vivir legislativamente en una democracia igualitaria, en lugares así se mantienen  todo tipo de triquiñuelas para saltárselas con acuerdos entre la policia y las principales familias, corrupción, diferencias entre hombre y mujer...

Para mi gusto ha sido un libro que ha ido de más a menos. Me ha parecido una novela interesante con una buena historia de base y con una estructura narrativa bastante interesante. Pese a ello, no ha conseguido emocionarme ni engancharme del todo por lo que, aunque recomiendo leerla, no es una obra maestra que no os podáis perder. De obligada lectura sólo para los amantes de este tipo de literatura de intriga, que en este caso, hallaréis situada en un pequeño pueblo de montaña cercano a la costa.

Citas

El dolor es un sentimiento demasiado íntimo para ser compartido, es más fácil compartir el morbo, la risa o el deseo que el dolor.

La alegríay el dolor son sentimientos, la risa es un reflejo de esos sentimientos. Hay gente que ríe y está hecha polvo por dentro, y gente que llora y, sin embargo, está alegre.

Hay ciertas cosas que nunca se comentan, por muy joven que se sea, son códigos que se establecen sin haber sido pactados, en especial, cuando los sentimientos son tan fuertes o tan profundos que nadie sabe nombrarlos.

El vitalista, pensaba para reanimarse, no tiene un sentimiento trágico de la vida, sino una sensación de búsqueda constante que le hace disfrutar de cada segundo y, aunque las noches sean duras y el sueño no siempre te regale las horas de sosiego que debiera, sigues adelante, sólo por ver qué pasa, con una sonrisa enorme y muchas ganas de pasarlo bien.

Esas tormentas de verano, las que impregnan la tierra de un intenso olor a humedad y enrarecen el ambiente, con el cielo nublado y un viento fuerte y serpenteante, aún contaminado de calor, seguro que traen la misma sensación de melancolía en todas las partes del mundo.

Cuando éramos ángeles nuestros zapatos no estaban manchados de sangre. No conocíamos la culpa y las noches eran para dormir, no para despertar remordimiento. Cuando éramos ángeles había que preguntarlo todo, si querías salir, si querías comprar algo, te tenían que dar permiso. Todas las decisiones las tomaban por nosotros: la ropa que nos poníamos, los libros que necesitábamos para el colegio, lo que comíamos, lo que bebíamos. No sabíamos nada. Cuando éramos ángeles no teníamos deseos.

Nota: