Pan de limón con semillas de amapola de Cristina Campos |
Tengo que confesaros algo. Al contrario que la mayoría de la gente, en vacaciones suelo leer entre poco y nada. Por increíble que parezca, no encuentro momentos de tranquilidad para sentarme a leer sin prisas. Miento, algún rato sí que puedo dedicarme solamente a leer pero, comparado con el resto del año, sólo son migajas de minutos habituales. No es que en vacaciones abandone la rutina de leer conscientemente, simplemente habitualmente suelo leer en el transporte público en los trayectos de casa al trabajo y del trabajo en casa así que cuando llega el momento del descanso, no es fácil encontrar otro momento. Y no es que no lo eche de menos pero lo acepto y sobrevivo bastante bien, ¿para qué negarlo?
Y esta reflexión personal viene a que quiero hablaros de la que ha sido mi lectura de estas vacaciones: Pan de limón con semillas de amapola de Cristina Campos.
Resumen
Anna y Marina son hermanas pero han llevado sus vidas por caminos muy diferentes. Marina es una mujer de mundo, estudió medicina en una de las mejores universidades de Estados Unidos y trabaja como cooperante de Médicos sin Fronteras en Etiopía. Anna, sin embargo, apenas ha salido de la isla, está casada con un empresario que cada día menos tiempo para ella y vive en un mundo de lujos y apariencias en el que no acaba de sentirse cómoda.
Aunque durante su infancia eran inseparables la vida las ha distanciado hasta que reciben la noticia de que una misteriosa mujer a la que no conocen les ha dejado su herencia. Este patrimonio consta de una vieja panadería aún en uso con una segunda planta que hace las veces de casa y las ruinas de un molino donde se molía la harina para hacer el pan. Por esta razón, Marina vuelve a Mallorca para vender conjuntamente los bienes y alejarse definitivamente de su tierra, su casa y sus recuerdos.
Aunque durante su infancia eran inseparables la vida las ha distanciado hasta que reciben la noticia de que una misteriosa mujer a la que no conocen les ha dejado su herencia. Este patrimonio consta de una vieja panadería aún en uso con una segunda planta que hace las veces de casa y las ruinas de un molino donde se molía la harina para hacer el pan. Por esta razón, Marina vuelve a Mallorca para vender conjuntamente los bienes y alejarse definitivamente de su tierra, su casa y sus recuerdos.
Crítica
Llegué a esta novela tarde, como a casi todas, porque a todo el mundo le gustaba y le parecía un libro maravilloso. Con esas opiniones y leyendo la sinopsis tenía pinta de ser una novela preciosa, de esas que te dejan marcada por su felicidad y bondad y así parecía al principio, no voy a negarlo. Hasta llegué a recomendarlo a alguien mientras lo estaba leyendo, pero a partir de la mitad las incomodidades acumuladas se fueron sumando. Pero eso lo dejo para más adelante, pero voy a hablar de las cosas buenas, ¿no?
La historia que se cuenta me parece una preciosidad. La idea de dos hermanas separadas por los años, la distancia que se vuelven a ver porque una desconocida les ha dejado en herencia una panadería y, con ello, intentan retomar esa amistad inquebrantable que tenían de jóvenes. Si añadimos ya lo diferentes que son sus vidas y todo el misterio que engloba quién es esa desconocida y por qué les ha dejado la panadería, da para una película bien entretenida ¿o no? Destacan mucho las marcadas personalidades de Marina y Anna, una tan autónoma y tan "sin sitio fijo en el mundo" y la otra tan dependiente de su marido y de las habladurías y tan atada a la isla. Pese a ello, son hermanas y aunque hayan estado años sin verse, se nota la complicidad que tienen y tendrán siempre. Puede que haya gente que no lo entienda pero, desde mi opinión personal, el amor entre dos hermanas va más allá de amistad, es algo muy fuerte e inquebrantable.
Al margen de cómo se desarrolla esta bonita historia, me llama poderosamente la atención el predominio de los personajes femeninos sobre los masculinos. Es una novela principalmente femenina, llena de mujeres con historias diferentes que van desde las dos principales de las que ya os he hablado a otras más variadas como la de la mujer filipina que trabaja en casa de Anna, la de la hija de Anna, la de una amiga de la ONG de Marina o la de una escritora argentina que fue amiga de Lola, la dueña de la panaderia. Un amplio crisol de mujeres entre las que no es difícil que te sientas identificada con algunas o con varias, dependiendo del momento de la historia. Sin embargo, tengo la sensación de que son personalidades muy estereotipadas, totalmente preestablecidas y que, en muchas ocasiones, no llegan a sorprenderte, siempre actúan según lo esperado.
Por contra, nos encontramos con pocos hombres a su alrededor. Tal vez sea un sentimiento sólo miedo pero, en la vida real, estamos rodeados de todo tipo de personas que nos influyen, tanto hombres como mujeres por eso me ha dado la sensación de que esta estructura está demasiado rebuscada. Además, a esto hay que añadir cómo son los pocos personajes masculinos que hay: el novio de Marina que es perfecto, responsable y comprometido con la causa, el marido de Anna que es simple, odioso y desprecia a su mujer y Antonio, un conocido de su juventud, que representa el típico hombre encantador con un cierto toque macarra. Personalmente, no acabo de entender que necesidad hay de que los personajes estén tan fijados y sean tan previsibles y tan cerrados.
Otro aspecto que me ha gustado mucho es la localización. No he tenido la suerte de conocer Mallorca pero os puedo asegurar que en mi mente puedo recorrer las calles de Valldemossa, especialmente, el recorrido desde el hostal hasta la panadería. Lo mismo me sucede con los campos de amapolas o las costas que pisaban Marina y Anna con su padre cuando eran pequeñas y que aún siguen en su recuerdo. Me gusta esa visión de la "otra" Mallorca, lejos de los turistas o los lujos. Una Mallorca más de interior, quizá más rural, pero a mí me ha conquistado completamente. También son muy característicos los desiertos de Etiopía donde Marina trabaja para dar soporte a los pueblos de la zona.
En este momento tengo que reconocer uno de mis puntos débiles: la cocina. Me encanta el mundo de la cocina y todo lo relacionado con él así que cualquier libro que trate del tema, directa o indirectamente, me atrae sí o sí. Este libro no podía ser de otra manera con ese título o más si cabe, si le añadimos que al principio de cada capítulo hay una receta de un tipo de pan tradicional. Detalles como estos me conquistan completamente.
Ahora viene la crítica. No quiero que nadie se sienta ofendido pero hay dos detalles que, a mí, me han destrozado el libro. El primero ya os lo he adelantado antes al hablar de los personajes pero es que no puedo con la cantidad de estereotipos que utiliza tanto en hombres como en mujeres. Sin entrar en detalle, sólo con lo que os he dicho de Marina y Anna ya se nota que se siguen muchas ideas prefijadas con una hermana comprometida e independiente y otra que pretende llevar una vida de lujo en plena jet set en Palma de Mallorca. Si las protagonistas son así, os podéis imaginar que el resto de personajes son similares.
Y por último y no menos importante, la introducción del libro. ¿Alguno lo ha leído? ¿Soy la única a la que le ha destrozado el final del libro? Entiendo que cada uno tiene sus metodologías de trabajo y de escritura, que un libro puede empezar en un punto determinado y después, volver unos meses hacia atrás para entender cómo se ha llegado a ese momento. Pero, en este caso, no lo puedo entender y no me entra en la cabeza este tipo de narrativa. Si seguís mi consejo, no leáis el primer capítulo o introducción. Empezad directamente en el siguiente, con Marina en Etiopía.
Resumiendo mucho, creo que no es un mal libro pero tenía tantas expectativas con él que me ha decepcionado mucho. Es un libro sencillo con el que se puede pasar un rato entretenido pero esperar demasiado de él. Un libro sobre mujeres, amistad y familia, tres temas que se entremezclan para formar una amalgama de deseos, confesiones y secretos que te intrigarán desde el principio.
Os dejo el booktrailer realizado por la editorial Planeta:
Citas
No es mi casa. Es el lugar donde nací y donde pasé parte de mi niñez. Donde vivieron mis padres y donde ahora solo queda mi hermana. No, ya no es mi casa. Nada me une a esa isla. Porque [...] no tenía unas piedras que le pertenecieran, no tenía un lugar donde volver por Navidades. Un lugar donde quedarse en las fechas señaladas en el calendario por las familias normales.
Una casa es el lugar donde uno es esperado.
Los colores de las cosas. Eso era lo primero que le llamaba la atención a Marina al volver a Europa. Llevaba un año sin salir de África, donde, a pesar de la pobreza extrema, todo parecía pintado de colores alegres, naranjas, verdes, amarillos... Al poner un pie en el aeropuerto de Fráncfort, el mundo parecía apagarse.
No era fácil seguir con tu vida tras haber presenciado el horror, la hambruna, las mutilaciones y todas las atrocidades de un mundo que ellos intentaban curar.
Seguramente, esas dos amigas no volverían a verse en meses, quizás pasaría un año, tal vez más. Pero [...] eran de esas mujeres afortunadas a quienes la vida les había regalado un tesoro. Una amistad sólida. Una amistad para toda la vida, de la que presumirían hasta bien viejitas.
Fue asumiendo su soledad como una parte más del matrimonio. Como una parte más de su vida. Metamorfoseándose, poco a poco, en uno más de los muebles que limpiaba su empleada del hogar. Y el mueble no se quejaba, simplemente vivía la vida que creía le había tocado vivir.
La adolescencia es una etapa de la vida que convierte al humano durante un par de años en idiota.
La joven profesora de Literatura, fuera de las cuatro paredes del aula, pensó que no era tan difícil emocionar a los adolescentes si uno de verdad, se lo proponía.
Deseó, de forma absolutamente egoísta, que ese temblor de tierra a casi ocho mil kilómetros de donde se encontraba no hubiera sucedido. Porque ese temblor de tierra le hizo temblar el alma. Esa nueva catástrofe humanitaria no encajaba en su vida. Ese cambio de planes no lo esperaba y no lo quería.
Si querés que te diga la verdad, no tengo muy claro de dónde soy. Nunca me sentí de ningún lugar.
Al escuchar las palabras de su chica, sintió vértigo y miedo. Mucho miedo. Porque hasta entonces todo había sido un juego. Un sueño imposible que alimentaba cada día como quien alimenta un pececito en una pecera. Un pececito que sueña con salir al mar, un mar inmenso e inseguro que no conoce y para el que no está preparado tras tantos años nadando en su óvalo de cristal.
Su vida hubiera sido otra muy distinta. Quizás mejor. Quizás peor. Pero indiscutiblemente otra.
Pensó en cómo la infancia marcaba la vida en la edad adulta. ¿Cómo era entonces la vida adulta de un huérfano? Un niño sin infancia era un adulto sin vida.
Salió como una bocanada el olor a pan cocido hecho, y ese olor acarició despacio el alma de nuestra protagonista. Cerró los ojos e inspiró lentamente el olor llenito de nostalgia. El olor de su infancia. El olor a su hogar.
Se miraron unos segundos con ternura, con pena, con nostalgia, con dudas; encontraron cada uno en lo más profundo del otro, quizás, un resquicio de amor escondido.
Se buscaron la mirada. Mudos. Intentando adivinar la vida que no tuvieron.
Quizás era el momento de observarla como a una mujer de quince años con sus propios deseos, con sus propios anhelos. Una mujer a quien había de empezar a respetar y no solo a querer y a proteger como había hecho hasta ahora.
Hay un momento en la vida en que te das cuenta de que llevas demasiado tiempo corriendo.
Y los meses fueron pasando, tranquilos, entre harina y literatura, a la vez que se forjaba una bonita amistad entre esas tres mujeres solitarias perdidas en las montañas de la Tramontana.
A ellos no les había separado el desamor, sino el destino.
Tienes que aprender a ser tú misma. A tomar tus propias decisiones. A no tener miedo al qué dirán. A que te importe una mierda lo que dicen tus amigas.
Los sueños se cumplen si uno quiere, hija.
Hola!!
ResponderEliminarAcabo de llegar a tu blog y me ha gustado mucho. Me sorprendió además encontrar esta reseña, porque quiero leer este libro hace tiempo. Lo tengo en mi ereader desde hace bastante y pensé que iba a ser una maravilla, sin embargo las dos cosas que mencionas que no te han gustado, no son precisamente de las que me gusten. No descarto leerlo, pero trataré de no ir con las expectativas tan altas. Y por cierto gracias por el consejo de no leer el primer capítulo, trataré de recordarlo :)
Un saludo
Celeste - Un viaje en papel
Hola Celeste!
EliminarYo llevaba mucho tiempo con ganas de leerlo pero nunca encontraba el momento y después de tantos meses esperando y con las expectativas tan altas, al final me defraudó. Si es que no se puede esperar tanto de los libros. Es mejor no saber mucho de ellos y que te sorprendan.
Espero que a ti te guste un poquillo más que a mí.
Un abrazo
Enhorabuena por el blog. Seguro que lo escribiste hace tiempo pero me acabo de topar con tu reseña y estoy de acuerdo, sobre todo con el principio, ¡qué manera de destrozar el libro!
ResponderEliminar