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Los viejos amigos de Sílvia Soler

Los viejos amigos de Sílvia Soler
Los viejos amigos de Sílvia Soler
De vuelta al blog tras unas semanas de desconexión por motivos laborales. Hoy toca hablar de una de las novedades editoriales del año de una de mis autoras favoritas de la que os hablé hace unos meses: Sílvia Soler.

Después de publicar en el blog la reseña de El verano que empieza, la autora se dio cuenta de la importancia que tenía para mí ese libro y se ofreció para enviarme su último libro Los viejos amigos. No os podéis imaginar la ilusión que me hizo que la autora se pusiera en contacto conmigo y se ofreciera a mandarme su libro. El día que llegó a casa la alegría fue inmensa y, en cuanto acabé el libro que tenía entre manos, no tardé nada en empezarlo.

Resumen

En los años 80, cinco estudiantes del primer curso de la carrera de Bellas Artes se ponen de acuerdo para hacer un viaje en coche a París con el único deseo de ver una exposición de Gauguin. Aunque antes del viaje prácticamente apenas se conocían, solamente eran unos compañeros más de clase con los que discutir sobre arte, para Mateu, Ada, Lídia, Marc y Santi esos cuatro días juntos les unirán por siempre. Ese viaje significará el inicio de una amistad que les permitirá expresarse como son y les servirá de apoyo en los buenos y en los malos momentos.

Con el paso de los años, los sueños de convertirse en grandes pintores se irán diluyendo poco a poco y cada uno intentará encontrar su camino en la vida, en la mayoría de los casos, muy alejados de sus instintos pictóricos de juventud. Pese a ello, siempre tendrán su grupo de amigos en el que refugiarse cuando necesiten apoyo. Sin embargo, la vida real se irá imponiendo con rupturas, muertes cercanas inesperadas que acabarán socavando la amistad del grupo.

Crítica

Una vez más, Sílvia Soler me ha ganado con sus historias en torno a personas. Como en los anteriores libros suyos que he tenido el gusto de leer, lo importante son sus personajes en torno a los que gira la historia y no al revés. Con una historia corriente de un grupo de amigos que se forma en la universidad gracias a una pasión común por el arte en este caso, crea una narración coral en la que todos los protagonistas destaca por igual.

La historia gira en torno a unos amigos que se conocen durante el primer año de la carrera de Bellas Artes por un anuncio en un tablón en el que se ofrecía un coche y buscaba compañía para ir a ver una exposición de Gauguin a París. Pese a lo poco que se conocían antes de la excursión, lo que viven durante el trayecto, en las horas que pasan en París o la pasión compartida que sienten al ver las obras de arte, consigue que se cree un vínculo entre ellos que pervivirá en su pensamiento toda su vida. En cierto modo, el argumento de un grupo estudiantes de Arte que se convierten durante años en uña y carne me recordaba mucho al libro de Marta Rivera de la Cruz Nosotros, los de entonces, que leí hace más de un año pero tengo que reconocer que su único parecido es el argumento inicial. Las historias que se desarrollan después y los personajes son tan diferentes que hace que te olvides pronto de esa similitud.

Como ya he comentado antes, lo más destacable de la novela, como en otras de la autora, son sus personajes. En este caso, sin nadie de destaque por encima del resto, se trata de una novela coral en la que lo principal es la relación que se establece entre los cinco protagonistas. Para incidir en ello en la primera parte del libro los capítulos se centran en torno a la relación entre dos de los personajes de forma que, al final de esta parte, sabes la afinidad o los desencuentros que ha habido entre todos. Así, poco a poco, conocemos la historia a los largo de los años del grupo a través de sus relaciones internas. La segunda parte se compone diferente sobre una narración continua hasta llegar a un momento clave que hará que todos los componentes se replanteen su amistad. 

No quiero desgranar demasiado los personajes pero, como en todos los grupos de amigos, nos encontramos con personalidades muy diferentes que pese a ello, encajan a la perfección y, aunque no fuera así, siguen unidos por la fuerza de todo lo que han vivido juntos. A lo largo de la novela conoceremos a poco a Mateu que es el típico líder en el que se han unido la locura por el arte y los conocimientos sobre el tema; a Marc, nieto de un pintor profesional que le contagió su amor por la pintura; a Ada que quiere dejar de lado su aburrida infancia para convertirse en una admirada mujer de nivel; a Lídia, cuyos padres tenían una tienda de marcos a la que acudían artistas a los que ella , desde niña, miraba con absoluta fascinación; y Santi, quien no tiene una familia cercana al mundo del arte, pero que tiene una mirada especial para detectar situaciones que deberían plasmarse en una pintura.

Como podéis imaginar, de principio a fin la novela está llena de referencias al mundo del arte, pinceladas de la vida y obra de artistas como Dalí o Gauguin, comentarios sobre la crítica y las exposiciones arte o discusiones sobre los tipos de colores o, si tuvieran que elegir un color, ¿cuál serían? Personalmente, aunque no esté habituada a este mundo, lo admiro mucho y me encanta cómo defienden sus ideas a capa y espada. En especial, me quedé completamente sorprendida al ver la cantidad de tonos de amarillo o de rojo que puede detectar una mente especializada.

En resumen, de nuevo un gran libro en torno a las diferentes relaciones que nos podemos encontrar en un grupo de amigos, en este caso, especializados en el mundo del arte. Probablemente, le puede gustar a cualquiera por cercanía que transmite la narración, las historias que nos podrían pasar a cualquiera, pero si te gusta la pintura, lo disfrutarás el doble.

Calificación


Citas

Sería interesante poder recordar la primera impresión que nos causó una persona al cabo de los años, cuando ya la hemos conocido, cuando la queremos.
Fingió que el calor de su mirada, que le lamía los brazos desnudos y la línea del cuello hasta la clavícula, ni siquiera le rozaba la piel.
Él aseguraba que no necesitaba mirar las fotos, que solo deseaba disfrutarlas durante el instante y a simple vista, sin intermediarios de ningún tipo. Los ojos capturan, decía, y ya está. Mantenía que la belleza de una composición efímera era aún más intensa. [...] El cuadro ya sólo existe en nuestra mente.
El sol estaba a punto de terminar su jornada laboral y daba comienzo esa hora en que los edificios se cubren de un velo rosado que difumina los perfiles. Enseguida, todo se tiñe en el horizonte y, de repente, casi sin que podamos darnos cuenta, oscurece.
Una desazón le llevaba a preguntarse si esa amistad a cinco que tanto querían y protegían todos no se estaría condensando demasiado, si no corrían el peligro de volverse impermeables. Los espacios cerrados apestan a rancio.
Querer a alguien, tener amores en común, es algo que une mucho, a veces más que un afecto mutuo.
Es casi imposible que una crítica negativa no nos afecte. El artista se deja la piel en la obra que crea. Y después, cuando tiene el alma en carne viva, pretendemos que sea objetivo y abierto, que reconozca sus errores, que acepte los reproches y las dudas.
Ser un artista debe de ser eso: creer firmemente en tu arte, pensar que tu contribución es única y que, por tanto, merece la pena.
¿Cómo podemos haber conocido y querido a alguien durante tantos años, considerarlo un amigo de los de verdad, pensar que lo conocemos hasta la médula y, un día, después de tanto tiempo, verlo enfocado bajo una luz distinta, más fría e implacable?
La única certeza, transcurridas más de dos décadas desde los años de facultad, era que aquella amistad había cogido cuerpo año tras año, quizá día tras día, y que, en la vida de esos cinco adultos, representaba ahora un lugar donde encontrar cobijo, una tabla de salvación en momentos de oleaje, un cómodo y protegido lecho donde acurrucarse. Les parecía, a cada uno de ellos y también a quienes los contemplaban desde fuera, que podía resistirlo todo.
Esta amistad nos hace más fuertes, es más fácil y seguro ir por la vida si tienes dónde agarrarte. Quizá sólo se necesaria nuestra voluntad, nuestro deseo, para que el castillo se mantenga en pie.
Tan cerca como antes, cuando erais un grupo de cinco que se enamoraba de la imagen que, juntos, os devolvía el espejo.  
A cada uno la vida había ido cargándonos la mochila. Aunque todavía sentíamos que formábamos parte de un todo, nos ardían los arañazos que habíamos ido recibiendo a medida que avanzábamos por un camino cada vez más lleno de zarzas.
Nos acercamos a la gente que sufre, buscamos palabras de consuelo o admitimos que no las tenemos, los abrazamos, pero todos sabemos que el dolor, esa mezcla de tristeza y de miedo, se espesa a medida que van pasando las horas y, cuando te das cuenta, se ha vuelto duro como una piedra y ya no hay como partirlo y, por tanto, tampoco de compartirlo.
La idea surge normalmente de forma espontánea. Siempre con un lápiz y un papel cerca. Camino por el bosque, cruza un claro o lee una buena novela antes de dormirse, o pasa un rato en la playa pensando en los niños, en la familia, en los amigos, en todo lo que ha dejado en casa.
Pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.
Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.
Todos lo tenemos cerca, pero hay quien no puede apartar la mirada del precipicio, mientras que los demás solo de vez en cuando pasean por él la vista, como para calcular su profundidad. Hay algunos espabilados —o cretinos— que no se lo plantean nunca. 

Comentarios

  1. Creo que ya no te quedan libros por leer de ella 😊
    ¡Tomo nota!

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    Respuestas
    1. Uy, ¡qué va! Aún me quedan tres o cuatro pero me va a costar encontrarlos en castellano. Si los consigo leer pronto, intentaré contenerme dejar pasar algunos meses antes de saturaros con más reseñas suyas ;-)

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    2. No nos saturas en absoluto. De hecho, el único que he leído de ella ha sido por recomendación tuya y me gustó.

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  2. Holaaa
    No lo conocía pero si duda pinta genial, parece un libro muy interesante y que puede hacerme disfrutar
    Muchas gracias por copartirlo
    un besazo!

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    Respuestas
    1. ¡¡Hola Naya!!
      Espero que te guste.
      Muchas gracias por comentar.

      Un besillo

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  3. ¡Hola guapa!

    La verdad es que me encantaba Historia del Arte cuando la estudiaba en el instituto y creo que este libro me gustaría mucho, parece super interesante ^^. En cuanto a lo de que la autora se centra más en los personajes que en la trama, me parece genial, creo que es algo difícil de hacer y tiene mucho mérito hacerlo bien. Gracias por descubrirme a Sílvia :)

    ¡Besos!
    Aida | El primer capítulo

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    Respuestas
    1. ¡Hola Aida!

      Mira, me ocurre lo mismo. Me tanto mi asignatura de Historia del Arte en Bachillerato que siempre he querido estudiar la carrera, aunque sea sólo por aprender más sobre el tema. Supongo que por eso me gustan tanto todos los libros que tengan que ver con el arte, ya sea desde el punto de vista histórico o desde los artistas.

      Espero que Sílvia te guste tanto como a mí.

      Un beso

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