La saga de los longevos: la vieja familia de Eva García Sáenz

La saga de los longevos de Eva García Sáenz

Si hay una lectura que me tuvo enganchada durante muchos días (o quizás no tantos porque la devoré) fue La saga de los longevos de Eva García Saénz de Urturi. Aunque me habían hablado de ella en alguna ocasión, no me había animado con ella hasta hace unas semanas. Y ya es extraño, porque con lo que me gustaron sus libros de El silencio de la ciudad blanca y Los ritos del agua (ambos de la serie de Kraken), debería haber investigado más sobre su obra y haber descubierto antes la saga. En cualquier caso, como llevara un tiempo sin encontrar un libro de los que enganchan, de los que no puedes dejar de pensar qué pasará y aprovechas cada minuto que tienes para avanzar, pedí consejo a una buena amiga que me hizo recordar estos libros y no quise esperar más para ponerme con ellos. 

Antes de comenzar a desgranar de qué va para poneros los dientes largos, tengo que hablaros de su estructura. La saga está compuesta, hasta el momento, por dos libros, que La vieja familia y Los hijos de Adán, aunque estamos a la espera de que se publique el tercero que, supongo, será el que cierre la historia. En este post, bueno y en el blog en general, sólo os voy a hablar del primer libro ya que veo bastante complicado contaros nada de la segunda parte sin destripar el final de la primera. Espero que si os animáis con La vieja familia, no podáis pasar de leer como me pasó a mí.

Resumen

Adriana, una joven arqueóloga especializada en la Prehistoria, regresa a su Santander natal, contratada por el Museo de Arqueología de Cantabria (MAC) para llevar la sección de Prehistoria. Además vuelve dispuesta a aclarar el extraño suicidio de su madre, una psicóloga muy conocida, ocurrido quince años atrás.

Sin embargo, el ambiente en el Museo es muy diferente al que ha vivido en otros trabajos. El MAC está dirigido por Héctor, Iago y Jairo del Castillo, tres hermanos muy carismáticos que han logrado conquistar a todos sus empleados y a gran parte de Santander con su implicación, su cercanía a los trabajadores y sus inolvidables fiestas. Sin embargo, nada es lo que parece: Héctor, Iago y Jairo del Castillo, junto con Kyra, otra trabajadora del museo, forman parte de una extraña familia iniciada por Héctor que llevan vivos más de 10.000 años. Aunque han vivido en multitud de culturas, siguen sin saber la razón por la que sus cuerpos no envejecen por lo que inician una investigación genética que les permita identificar la razón y dejar de enterrar familias efímeras.

Aunque Iago y Adriana chocan desde el primer momento, entre ellos surge una intensa atracción que ambos intentarán ignorar, conscientes de lo imposible de esta relación.

Crítica

Soy consciente que después de este resumen muchos os vais a asustar y a pensar de que se trata una novela de ciencia ficción llena de seres inmortales pero realmente no es así. Los protagonistas de esta historia son personas normales que, simplemente no envejecen o envejecen más lento que el resto del mundo o, como ellos dicen, los efímeros. Sin embargo, tantos siglos sufriendo la muerte de las familias que han ido creando empieza a hacer mella en su ánimo por lo que han iniciado una investigación científica para saber exactamente por qué no envejecen y conseguir crear así familias longevas. Aunque no todos los miembros de la familia piensan así, algunos preferirían no seguir investigando y así, no dar a conocer su secreto al mundo. Recapitulando, la "vieja familia" está formada por Héctor, patriarca del clan, nacido hace 25.000 años bajo el nombre de Lür; Iago, un homo sapiens nacido hace 10.300 años en la zona de Cantabria; Jairo, un escita problemático con 3.000 años y Kyra, la pequeña de la familia nacida hace 2.500 años. Pese a lo que muchos puedan pensar, el hecho de vivir tantos años no les hace eternamente felices sino más bien lo contrario ya que han visto morir a todas las familias que han ido formando a lo largo de su historia. Tras la reciente muerte de la familia de Kyra y la melancolía que aún arrastra Jairo por un proceso similar, Héctor y Iago deciden apoyar la idea de investigar la razón de su longevidad, aunque mantienen sus reticencias con el tema.

Por otro lado, Adriana vuelve a Santander después haber salido huyendo hace muchos años tras la muerte de su madre durante su adolescencia. Desde entonces, no ha parado de dar tumbos por el mundo recorriendo las excavaciones arqueológicas posibles en Europa y norte de África, sin pasar demasiado tiempo en ninguna, sin querer pertenecer a ningún sitio. Antes de trasladarse de nuevo a Santander, vivía en Madrid y formaba parte del equipo de trabajadores del Museo Arqueológico Nacional, pero tras una ruptura algo traumática, la oferta de trabajo del Museo de Arqueología de Cantabria le parece la excusa ideal para volver e investigar el extraño suicidio de su madre, del que siempre desconfió. En su ciudad natal se reencontrará con su primo y su mujer, antigua compañera de universidad de Adriana y actual trabajadora del museo que será la que le acoja en la plantilla y la introduzca en las particularidades y los cotilleos del centro.

Pese a lo poco que le gusta a Adriana hablar de su vida personal, no le cuesta nada integrarse en el Museo, aunque siempre busca ratos a solas para investigar sobre los cuadernos de su madre. Sin embargo, tras varias reuniones y celebraciones no puede evitar sentirse atraída por Iago, su superior más directo, aunque intentará mantener las distancias ya que le intimida bastante su presencia y su carácter.

Más allá de la trama, que ya os anticipo es completamente adictiva como ya viene siendo habitual en las novelas de Eva García Saénz, la narración se hace muy amena al intercalar diferentes narradores, lo que nos permite conocer la historia actual desde la perspectiva de Adriana y de Iago, pero además, viajar en el tiempo con flashbacks a diferentes periodos de la Prehistoria para conocer diferentes momentos de la vida de Iago y su familia.

A esto hay que añadir que resulta completamente alucinante el trabajo de documentación que ha realizado la autora para escribir esta historia. Debido a la originalidad de un argumento en el que algunos de sus protagonistas han vivido tantos periodos históricos, se comentan tantos detalles y tantas formas de diferentes pueblos desde la prehistoria hasta la actualidad que es necesario tener muy claros los conceptos. Es muy llamativo como se muestra que, cuando cada personaje ha nacido en una cultura diferente, esa circunstancia les influye en su carácter por el resto de sus días. Reconozco que no soy ninguna experta en el tema de arqueología ni en las culturas antiguas, pese a que siempre me han gustado, así que no puedo asegurar que todos las referencias históricas sean correctas pero, a ojos de una inexperta, me parece un entramado perfecto de fechas, culturas, restos arqueológicos, recuerdos e historia.

En resumen, una apasionante novela que te engancha desde el principio gracias a una historia en la que se mezclan arqueología, prehistoria, investigación científica y amor. Fue uno de los libros que más me sorprendió en 2017 por su originalidad y, a la vez, su sencillez a la hora de explicar un hecho tan extraño con esas longevidad; por sus magnéticos personajes que consiguen enamorarnos desde la primera palabra (si has leído el libro, ¿a quién eliges de la Santísima Trinidad?); por la unión de prehistoria y ciencia; y por millones de motivos más. Entre ellos, uno que me llama especialmente la atención: cuando un libro me llega tanto, me muero de ganas de conocer los lugares en los que está ambientado, así que, ni que decir tiene que ya estoy deseando viajar a Santander. Muy, muy recomendable para las épocas en las que necesitéis una novela buena y adictiva.

P.D.: Si en algún momento lee este blog la escritora Eva García Sáenz, por favor, necesitamos con urgencia que continúes con La saga de los longevos o la de Kraken, o con ambas si puede ser. Sé que son libros muy bien escritos que necesitan un gran periodo de documentación para conocer y contrastar todos los detalles históricos a los que se hace referencia pero necesitamos más material.

Calificación

Citas

Todo el mundo sueña con no morir nunca pero ¿y si nuestra longevidad extrema se generaliza y cualquiera puede vivir cinco mil años?

¿Por qué tanta gente dice que el tiempo todo lo cura? No es cierto, no todo se cura. Cuando pierdes un brazo, cada día de tu vida recuerdas que te falta. Da igual que vivas unas pocas décadas o unos cuantos milenios. Te falta. No está.

Lo peor de la muerte es a los que deja vivos.

La primera regla de un longevo es aprender a contemporizar. Todo tiene su momento adecuado, ni antes, ni después.

Hay palabras como latigazos, que sorprenden, castigan y abren una brecha dolorosa; palabras que cambian un presente de manera irreversible. Palabras imposibles, palabras que no encajan, palabras que se quedan para siempre tatuadas en la memoria.

Hay veces que el amor ha de rodarse a cámara lenta.

Piérdete en los ojos de quien engaña o encuéntrate en los de quien aún te ama. La duda de lo no vivido frente a la certeza de lo ya caduco.

Siempre he sido más amigo de cometer errores y luego arrepentirme que de pasarme la eternidad preguntándome cómo sabrían sus besos, a qué olería su pelo de madrugada, o cuál sería la presión exacta de sus abrazos.

Cuando tienes delante de ti algo que debes catalogar como imposible, el sentido común busca la explicación en la trampa, la falsificación, la burla, el engaño.

Es sabido que a veces pequeños actos inconexos en distintos lugares del planeta se alían sin un objetivo común aparente, pero acaban dando paso a acontecimientos irreversibles.

¿Qué crees que somos nosotros? ¿Una familia que engaña a su entorno, o una familia que sobrevive e intenta encajar pese a sus circunstancias? Somos ambas realidades. Hombre y bestia. Civilización e instinto. Ambas.

No estaba arriesgándome a vivir, a amar, a perder. Que necio, me recriminé. Había vivido los últimos milenios pensando que podía estar por encima de mi condición humana.

Cuando un hombre necesita recordarse a sí mismo lo que no ha de sentir, es porque sabe que tiene la batalla perdida.