Tú y yo nunca fuimos nosotros de Selam Wearing

Tú y yo nunca fuimos nosotros de Selam Wearing

Una vez más, utilizo un libro de poesía para salir de las lecturas habituales, de los clásicos y los thriller habituales. Como ya os comenté en Historias de un náufrago hipocondríaco, hace un par de años que me hice lectora de este tipo de libros que habitualmente devoro sin piedad y casi sin saborear. Por eso, al acabar Orgullo y Prejuicio y asomarme a mi estantería de textos poéticos como me gusta llamarlos porque no todos son poemas, muchos son reflexiones sobre la vida, el amor o el desamor. En este caso, me encontré con este Tú y yo nunca fuimos nosotros de Selam Wearing, y, aunque el autor no me sonaba de nada, me lancé a por él ya que confiaba plenamente en la editorial Aguilar y la colección Verso&Cuento de la que ya he leído algún otro libro que me ha encantado.

Resumen

Esto no es otro libro de poemas, soy yo pidiendo auxilio, pero nadie me socorre.

He asumido que nunca nos olvidaremos. Cada vez que nos cruzamos sus ojos se revelan ante mí, nostálgicos de todo aquello que no hemos sido, preguntándose acaso si aún no es demasiado tarde. Pero ninguno hace nada.

Ella se muerde el labio y mira a cualquier otra parte con los pensamientos clavados en mí. Yo acelero el paso, como si llegara tarde a donde nadie me está esperando.

Crítica 

En primer lugar, tengo que decir que lo que voy a decir es una opinión PERSONAL, porque creo que los libros deben llegar a los lectores y más si son textos poéticos en los que se tocan sentimientos y sensaciones que te pueden hacer recordar, sentir, odiar o amar.

Dicho esto, al ser un conjunto de textos cortos, no puedo desvelar demasiado más allá de decir que son 100 textos, precedidos de un prólogo Roger Wolfe con el que me estoy bastante de acuerdo. Los poemas tratan temas como el amor o los primeros de momentos de enamoramiento pero especialmente se centran especialmente en los momentos posteriores a acabar una relación con el sufrimiento, el recuerdo o la aceptación final.

Ahora necesito contaros las sensaciones que me han dejado los poemas. Aunque ha habido muchos que me ha encantado y os dejaré alguna muestra en las citas, me ha cabreado enormemente el papel con el que se representa a la mujer en otros tantos. Entiendo que están escritos desde el dolor al rechazo o al desamor como se explica en algún momento pero la idea de identificar a la mujer con unas piernas, unos tacones, pintalabios, sujetador y demás objetos por el estilo, me enerva la sangre. Da la sensación de que algunas mujeres son seres pérfidos que sólo existen para conquistar y hacer sufrir a los hombres. Esos hombres que están como dice literalmente en algún poema "a su voluntad, hacia otra pequeña muerte", que dan su vida por la mirada o lo labios de una mujer. Eso sí, cualquier desamor y recuerdo se supera mientras haya cerveza. Quizá soy yo que estoy muy susceptible con el tema, quizá hace meses no hubiera detectado ningún machismo en esta palabras, sólo el reflejo de la realidad. Quizá. Pero a día de hoy, no puedo evitar la rabia que me generan algunos. Estoy deseando leer otros poemarios escritos por mujeres como Patricia Benito, Loreto Sesma o Elvira Sastre para corroborar si existe esta cosificación a la hora de hablar de los hombres.

No quiero generalizar ni quedarme con la parte negativa, ya que hay textos preciosos que me llegan al alma. Ojalá no volver a leer estos estereotipos de las mujeres ni en este ni en ningún otro autor. Y, por favor, si alguien ha leído este libro, contadme si ha sido una sensación mía y el libro os ha encantado o si compartís mi opinión.

Calificación

Citas

 

LEY UNIVERSAL
Dos personas que huyen
de un mismo sentimiento,
huyen en la misma dirección.

EL DESTINO

Las palabras fluyeron de ambos
como si siempre hubieran estado ahí, latentes, aguardando nuestro encuentro.

ESTÁN POR TODAS PARTES

El mundo
está lleno de miradas
que lo dicen todo
y no hacen nada.

 

SEREMOS

Aunque
todavía no me busques
y aunque
todavía no te espere.

BOLBORETA

Aunque somos muy diferentes, una de las pocas cosas que compartimos son las sonrisas, y eso es importante, ¿no creen? No pretendo nada, no sé que pasará mañana y no haré nada para que suceda algo extraordinario. Por primera vez me encomiendo a la buena suerte, o al destino si lo prefieren; llámenlo equis.
Sé que es una mujer excepcional, pero no es la último que ocupa mi pensamiento al caer la noche. Nunca ha desvelado mi sueño, y no la concibo como el amor de mi vida; ni siquiera sé si existe eso. Lo único que en este momento puedo decir con certeza es que sabría encontrar momento que estaría dispuesto a dedicarle. Tomar un café o dar un paseo, charlando o en silencio. Si hicieran un estudio médico, la conclusión sería que pasar tiempo con ella es saludable para el alma; que alarga la vida.

QUÉ PUTADA

No temáis el rechazo; a mí me han rechazado muchas veces. Y entre tantos «ni lo intentes» descubrí, aguardando impacientes, otros muchos
«¿por qué has tardado tanto en dar el paso?». Ya sabéis, hay historias que no comienzan hasta que uno no se atreve a escribirlas. Y creedme, a menudo son historias que valen con creces la pena. No os equivoquéis. No se trata de ser valiente siempre. Se trata de no ser cobarde siempre. Cread la oportunidad. No la esperéis. Porque esperar es, de todas las formas de perder el tiempo y sus posibilidad, la más trágica. Uno sabe cuándo ha esperado demasiado, lo siente. Basta con mirarse el pecho y escuchar con atención. ¿Lo oís, verdad? Que pudo ser, pero que ya no. Qué putada.

A PESAR DE TODO

Nunca terminó lo que nunca comenzó.
Tú y yo
tenemos un amor pendiente,
pero vamos a llamarlo café,
que da menos miedo.

LOS LUNES
Odio los lunes y detesto trabajar por las tardes, pero hoy iba de camino, y te he visto por casualidad, y he pensado que en realidad los lunes no me han hecho nada,

y que trabajar por las tardes

tampoco está tan mal.

La felicidad

—o su sensación—

a pesar de lo que dicen los cuentos,

se encuentra en los momentos más inesperados,

en los más fugaces,

y no tanto en las historias e amor

de cincuenta años

—pasan tantas cosas en cincuenta años—.