Mujeres que compran flores de Vanessa Montfort |
No recuerdo exactamente cómo llegué a este libro, supongo que oiría alguna entrevista de la autora en la radio o leería alguna reseña. El caso es que el año pasado me propuse comprármelo en la Feria del Libro de Madrid y que me lo firmara su autora. Por problemas de agenda, en la caseta en la que estaba programado que estuviera, me informaron de que no iba a firmar pero, aún así, me dejé guiar por mi instinto y compré el libro para leerlo. Con el verano y el paso de los meses, se fue quedando sepultado por otros tantos libros pendientes y, aunque me propongo leer todos los libros que tengo en casa en papel, no encontraba el momento para él hasta que decidí que, con ese título, tenía que leerlo con la llegada de la primavera, es decir, en los meses de abril-mayo y así lo he hecho. Después de esto (ya me ha pasado en alguna otra ocasión pero ahora lo corroboro), creo sinceramente que los libros llegan a tus manos en un momento determinado y por alguna razón. Sé a ciencia cierta que si lo hubiera leído hace un año este libro no me hubiera marcado tanto como lo ha hecho, y no porque sea primavera o porque trate de flores porque, de hecho, está ambientado en los meses de verano. Así que mi consejo es... dejad que los libros se acerquen a vosotros a su debido tiempo y guiaros por vuestra intuición siempre. 😉
Resumen
En un pequeño y céntrico barrio de la ciudad hay cinco mujeres que compran flores. Al principio ninguna lo hace para sí misma: una las compra para su amor secreto, otra para su despacho, la tercera para pintarlas, otra para sus clientas, la última... para un muerto. La última soy yo y ésta es mi historia.
Después de la pérdida de su pareja, Marina se da cuenta de que está totalmente perdida: había ocupado el asiento del copiloto durante demasiado tiempo. Buscando empezar de cero acepta un trabajo provisional en una curiosa floristería llamada El Jardín del Ángel. Allí conocerá a otras mujeres muy diferentes entre sí, pero que, como ella, se encuentran en una encrucijada vital con respecto a su trabajo, sus amantes, sus deseos o su familia. De la relación entre ellas y Olivia, la excéntrica y sabia dueña del local, surgirá una estrecha amistad de la que dependerá el nuevo rumbo que tomarán sus vidas.
Las mujeres que compran flores son:
- Marina: Sufre el síndrome del copiloto: siempre ha dependido de que su pareja le marque el rumbo de su vida. Su flor es la violeta, que simboliza la humildad y la timidez, pero también la confianza en sí misma que debe ganarse.
- Casandra: Padece el síndrome de la superwoman: antes que depender de nadie se aplicaría la eutanasia activa. Prioriza su éxito profesional sobre su vida personal, en el caso de tenerla. Su flor es la orquídea azul, símbolo del relax que le falta.
- Gala: Representa el síndrome de Galatea: cree firmemente que la mujer tiene hoy todos los derechos. Todos salvo el de envejecer. Su flor es el lirio blanco, símbolo de una coquetería que no se marchita hasta morir.
- Aurora: Encarna el síndrome de la bella sufriente: confunde el amor con la obsesión. Es decir, cuanto más dolor más enamorada se siente. Su flor es la caléndula, la flor de la pena. Pero también es símbolo de la crueldad que no se atreve a devolver, ni siquiera en pequeñas dosis, para defenderse.
- Victoria: Una de esas mujeres que han decidido poder con todo -la mejor madre, la mejor trabajadora, la mejor hija-, o dicho de otro modo, las que tienen el síndrome de la omnipotente. Su flor es la del membrillo, la flor de la tentación. La tentación de romper con todo y liberarse.
Crítica
Marina llega al Barrio de las Letras huyendo de sus recuerdos y su vida tras la muerte de su marido. Ella, que había vivido toda la vida a su sombra, ahora tiene que aprender a vivir sola. Deambulando sin rumbo por su nuevo barrio siempre acaba al lado de El jardín del Ángel, la floristería regentada por Olivia y, sin pensárselo un momento, acepta ser su ayudante, sin tener ni idea de flores. Allí conocerá a un grupo de mujeres de lo más variopinto que, en sólo tres meses, aprenderán a afrontar sus problemas ya sean de trabajo, de familia, de amor o de búsqueda de sí mismas y de lo que quieren en la vida.
Con ello, os podéis imaginar que esta novela centrada en las mujeres. En su modo de actuar, en su modo de pensar, en sus reflexiones, en sus problemas... Lideradas por Olivia, propietaria de la floristería y nexo de unión de todos, también es la que se ha dedicado a observar y a diagnosticar sus actitudes. En primer lugar, tenemos a Marina, nuestra protagonista que, tras perder a su pareja, ha perdido la sujeción y el rumbo de su vida. Según Olivia, sufre el síndrome del copiloto, es decir, sólo sabe vivir dependiendo de los demás, particularmente una pareja entorno a la que gira todo. La segunda mujer es Gala, reina de la coquetería y de los placeres de la carne, que defiende el derecho de las mujeres a sentirse guapas y sexys mientras su edad se lo permitan, con la idea del carpe diem metida en la cabeza. En el caso contrario tenemos a Aurora, una atractiva mujer que siente rechazo por los hombres por miedo a que se quieran aprovechar de ella lo que la mantiene en una relación con un hombre que no la valora y la maltrata psicológicamente. También tenemos a Victoria, una de esas mujeres que quieren llegar a todo y ser la mejor madre, la mejor esposa, la mejor trabajadora, pero que no puede con su vida. No se valora, no se conoce, no es feliz, pero no se atreve a romper con todo. Y el último componente del grupo es Casandra, una espectacular mujer que pisa fuerte en la vida y que centra en su trabajo pero, ¿qué pasa cuando tienes un desengaño amoroso y encima en tu trabajo parece que está mal visto seguir soltera?
En este pequeño grupo de mujeres hay una gran representación de diferentes formas de amar: a través del sufrimiento como Aurora, huyendo como Casandra, tratando de reencontrar la pasión como Victoria, luchando por no abandonarla como Gala o cargando el peso de ser feliz en otros como Marina. Cada una con su propia historia, cada una con su síndrome, con su miedo y con su necesidad de aprender de él y superarlo. Me resulta especialmente llamativo que cada síndrome, en la mayoría de los casos, proviene de la educación que le han dado a estas mujeres durante su infancia. Por tanto, cada trauma es el heredado de sus padres y madres. Por supuesto que habrá mujeres que no tengan traumas y sean felices con su vida, pero me resisto a creer que exista la felicidad perpetua y, ¿para qué engañarnos? Un libro se basa en una problemática y sería demasiado aburrido si todo fuera de color de rosa. Además, se abre un tema, quizás controvertido pero en el que no está de más reflexionar: ¿el feminismo ha mejorado la vida de las mujeres? Creo que no existe ninguna duda de los avances que se han conseguido en las últimas décadas pero en algunos aspectos, ¿no nos hace cargar con algunos momentos con el peso excesivo de independientes, liberadas y brillantes en todas las facetas de la vida? No quiero decir ni que esté de acuerdo ni que la teoría del feminismo lo exija pero la sociedad que estamos creando en la que se engloba este movimiento lo favorece y lo da por sentado. ¿Quién no conoce que personas que creen que las mujeres actuales deben ser capaces de llevar una familia, un trabajo, una vida social a tope y además, estar siempre bellísimas y estupendas? Debemos luchar también para que se nos permita ser humanas, equivocarnos y no ser perfectas.
Además de la historia coral de estas cinco mujeres, la novela tiene otro protagonista claro: el Barrio de las Letras. Yo, que había dejado pasar meses para leerlo en primavera, no me podía creer, al abrir la primera página, que este libro estuviera ambientado en el barrio donde trabajo, por el que me gusta pasear antes de entrar, el que me gusta descubrir a sorbitos cada mediodía. Algunos de estos lugares son de sobra conocidos por madrileños y turistas como el mítico hotel Ritz, la calle Huertas, la plaza del Ángel y la plaza Santa Ana, el Museo del Prado, la plaza de las Cortes con Neptuno al fondo o el Parque del Retiro. Pero, de la mano de Vanessa Montfort, descubrimos lo que es tomarse un café en la terraza del Ritz, lo deliciosos que están los dulces del Brown Bear Bakery, el bullicio de tomarse unas cañas en La Dolores, las noches de jazz en el Café Central o lo bien que sienta una tarde en el Azul de Fúcar entre cócteles y tartas de zanahoria. Por encima de todo, destaca el punto de reunión y lugar donde coincidieron todas por primera vez: el Jardín del Ángel, una floristería real de la que conocía su existencia pero no era consciente de su importancia y su magia. Sólo adelantaros que todo lo que se cuenta de ella en el libro es real: situada junto a la iglesia de San Sebastián llama la atención por su olivo central en torno al cual gira el jardín y del que cuelgan farolillos que le dan un aire de cuento al que se suman el invernadero de hierro o la fuente de piedra en su interior. Personalmente me ha descubierto muchos sitios del barrio que pienso explorar y no descarto montarme una mini ruta literaria para patearme los sitios apuntados del tirón.
En este pequeño grupo de mujeres hay una gran representación de diferentes formas de amar: a través del sufrimiento como Aurora, huyendo como Casandra, tratando de reencontrar la pasión como Victoria, luchando por no abandonarla como Gala o cargando el peso de ser feliz en otros como Marina. Cada una con su propia historia, cada una con su síndrome, con su miedo y con su necesidad de aprender de él y superarlo. Me resulta especialmente llamativo que cada síndrome, en la mayoría de los casos, proviene de la educación que le han dado a estas mujeres durante su infancia. Por tanto, cada trauma es el heredado de sus padres y madres. Por supuesto que habrá mujeres que no tengan traumas y sean felices con su vida, pero me resisto a creer que exista la felicidad perpetua y, ¿para qué engañarnos? Un libro se basa en una problemática y sería demasiado aburrido si todo fuera de color de rosa. Además, se abre un tema, quizás controvertido pero en el que no está de más reflexionar: ¿el feminismo ha mejorado la vida de las mujeres? Creo que no existe ninguna duda de los avances que se han conseguido en las últimas décadas pero en algunos aspectos, ¿no nos hace cargar con algunos momentos con el peso excesivo de independientes, liberadas y brillantes en todas las facetas de la vida? No quiero decir ni que esté de acuerdo ni que la teoría del feminismo lo exija pero la sociedad que estamos creando en la que se engloba este movimiento lo favorece y lo da por sentado. ¿Quién no conoce que personas que creen que las mujeres actuales deben ser capaces de llevar una familia, un trabajo, una vida social a tope y además, estar siempre bellísimas y estupendas? Debemos luchar también para que se nos permita ser humanas, equivocarnos y no ser perfectas.
Además de la historia coral de estas cinco mujeres, la novela tiene otro protagonista claro: el Barrio de las Letras. Yo, que había dejado pasar meses para leerlo en primavera, no me podía creer, al abrir la primera página, que este libro estuviera ambientado en el barrio donde trabajo, por el que me gusta pasear antes de entrar, el que me gusta descubrir a sorbitos cada mediodía. Algunos de estos lugares son de sobra conocidos por madrileños y turistas como el mítico hotel Ritz, la calle Huertas, la plaza del Ángel y la plaza Santa Ana, el Museo del Prado, la plaza de las Cortes con Neptuno al fondo o el Parque del Retiro. Pero, de la mano de Vanessa Montfort, descubrimos lo que es tomarse un café en la terraza del Ritz, lo deliciosos que están los dulces del Brown Bear Bakery, el bullicio de tomarse unas cañas en La Dolores, las noches de jazz en el Café Central o lo bien que sienta una tarde en el Azul de Fúcar entre cócteles y tartas de zanahoria. Por encima de todo, destaca el punto de reunión y lugar donde coincidieron todas por primera vez: el Jardín del Ángel, una floristería real de la que conocía su existencia pero no era consciente de su importancia y su magia. Sólo adelantaros que todo lo que se cuenta de ella en el libro es real: situada junto a la iglesia de San Sebastián llama la atención por su olivo central en torno al cual gira el jardín y del que cuelgan farolillos que le dan un aire de cuento al que se suman el invernadero de hierro o la fuente de piedra en su interior. Personalmente me ha descubierto muchos sitios del barrio que pienso explorar y no descarto montarme una mini ruta literaria para patearme los sitios apuntados del tirón.
Otro aspecto que no puedo olvidar de este libro es que me ha descubierto el conocido como "lenguaje de las flores". Igual que existe un lenguaje de la comunicación no verbal explicándonos lo que significan los gestos o hasta de los abanicos, el lenguaje de las flores o floriografía empezó a utilizarse en la época victoriana para enviar mensajes codificados, especialmente usados para expresar sentimientos que no se podían manifestar en voz alta. Para una analfabeta en el mundo de las flores, ha sido divertido ir buscando en Google cómo es un lirio, una camelia o una caléndula e ir apuntando lo que significa cada una ya que no es lo mismo regalar un girasol que un gladiolo, llevar en el coche unas ramitas de lavanda, tener siempre en casa unos lirios o una maceta de violetas o una orquídea. Aunque no me considero una mujer que compre porque mi nivel económico no me lo permite, tengo claro que el día que pueda permitírmelo tendré siempre alguna flor fresca que me anime, represente mi estado de ánimo y aporte a mi vida su color y su aroma.
Como punto negativo tengo que reconocer que ha habido partes del libro que me han costado bastante más que otras. Como no quiero desvelar mucho de la trama, sólo puedo decir que los capítulos en el Peter Pan se me han hecho muy largos, ya sea porque no soy ninguna experta en la temática naval o porque los monólogos llenos de reflexiones me resultan demasiado intensos, esos capítulos me desconectaban completamente de la historia y tardaba en leerlos el doble que el resto. Pese a ello, reconozco que conforme avanzaba, he ido comprendiendo y aceptando mejor estas reflexiones y el viaje en sí.
Viendo lo extensa que me está quedando la reseña, creo que sois conscientes de que estas mujeres ya forman parte de mi vida. No es una novela simple y superficial al uso, sino que, a través de sus historias y su aprendizaje, te hacen reflexionar y mucho sobre tu propia actitud ante la vida, cuáles son tus miedos, con qué mujer del grupo te identificas más y cuál sería tu síndrome. Si tuviera que elegir una de ellas, me veo algo reflejada en Casandra, con la que, por lo visto, comparto bastante más que el nombre.
Poco más que añadir aparte de confesar que tengo casi cada página del libro marcada con dobleces y post-it y varias notas del móvil con frases, citas, lugares que visitar o ideas sobre las que reflexionar. Sé que he exprimido este libro al máximo y no descarto volver a releerlo dentro de unos añitos. Ah, y estoy cruzando los dedos porque este año sí pueda ver a Vanessa Montfort en la Feria del Libro, charlar con ella y darle las gracias en persona por este maravilloso libro.
Poco más que añadir aparte de confesar que tengo casi cada página del libro marcada con dobleces y post-it y varias notas del móvil con frases, citas, lugares que visitar o ideas sobre las que reflexionar. Sé que he exprimido este libro al máximo y no descarto volver a releerlo dentro de unos añitos. Ah, y estoy cruzando los dedos porque este año sí pueda ver a Vanessa Montfort en la Feria del Libro, charlar con ella y darle las gracias en persona por este maravilloso libro.
Citas
Con la libertad, las flores, los libros y la luna, ¿quién no sería perfectamente feliz? (Oscar Wilde)
En un pequeño y céntrico barrio de Madrid habitado por actores, modernos de todo pelaje, parejas sin hijos, diputados ambidiestros que comparten un vermut entre sesión y sesión; en ese micromundo con su propio Cristo milagroso, su secta destructiva, sus musas, sus teatros y pequeñas galerías, sus manifestaciones diarias, sus frases de escritores célebres pisoteadas por los turistas, los ancianos residentes, los ciclistas militantes, los músicos de jazz y los arqueólogos que buscan concienzudamente los huesos de Cervantes... en ese barrio también hay cinco mujeres que compran flores.
Siempre me gustaron las personas con cicatrices, como los árboles. De hecho, desconfío de las personas que pasados los cuarenta no tienen ninguna.
Vivir es una tarea urgente
¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?
Llámame romántica, pero me parece que los sentimientos no se razonan, ¿no crees? Cuando se piensa no se siente y cuando se siente no se piensa
Ya lo decía mi madre, que cuando era pequeña y me preguntaba: "¿qué quieres ser de mayor?", yo decía como David Bowie: "Yo quiero serlo todo". Y claro, así me va
En mi mundo, chicas, y me temo que es el mismo que el vuestro, a una mujer le siguen pidiendo explicaciones que no vienen a cuento, en el trabajo y hasta en la peluquería: cuando eres joven quieren saber si te vas a reproducir pronto, porque puede ser un problema. Si será dentro o fuera del matrimonio, porque puede ser inapropiado. Pero es que a partir de cierta edad, ¡es al revés! Si no te has reproducido o no tienes un hombre al lado, ¡es que algo te pasa! "No es apta". No me jodas...
El amor de verdad es inesperado. Inevitable. Cuando lo que sientes por esa persona hasta te fastidia sentirlo. Y te da miedo. Porque a cambio, si te dejas llevar y te atreves a disfrutarlo sin miedo, no hay nada en el mundo que te haga sentir más vivo.
Como la sociedad seguía sin estar preparada. [Las mujeres] eran un software demasiado revolucionario tratando de instalarse en un ordenador aún obsoleto
Lo cierto era que Madrid en verano se convertía a mis ojos en una ciudad distinta que, al haber veraneado siempre fuera, no había conocido hasta entonces. Las calles ardían bajo un sol apocalíptico, vacías de atascos y de prisas, los ciudadanos estaban todos más delgados, más guapos, sin el tono gris verdoso habitual y las calles traían a la vida a las más extraordinarias especies que permanecían ocultas durante el resto del año.
Hay que empezar a vivir y dejar de pensar en cómo hacerlo
Sí las mujeres conociéramos nuestra verdadera capacidad para el cambio, nuestro brutal instinto de supervivencia y superación, nos sentiríamos casi indestructibles.
Quizá hay que tratar de vivir y luego reflexionar sobre lo que has vivido, y no al revés. Todo tiene su momento, como estas flores. Hoy están abiertas y mañana quizás marchitas
Los sentimientos no se razonan. Se tienen o no se tienen. ¿No crees que en el momento en el que se razona se deja de sentir? Es lo hermoso de sentimientos. Que son impredecibles. E incontrolables...
Vamos a hacer tú y yo, si te parece, una lista que tenemos que cumplir a rajatabla. Lo llamaremos los placeres capitales [...] Y empezamos a hacerla juntas, prometiéndonos que antes de que terminara el año, habríamos experimentado intensamente cada uno de ellos y los iríamos tachando de la lista. A partir de ahora llamaríamos a la lujuria, deseo; a la gula, gusto; a la avaricia, ambición; a la ira, desahogo; a la pereza, descanso; a la envidia, admiración y ahora soberbia, orgullo.
Por favor, sé libre [...] porque merece la pena. No te dé miedo el ser libre. Saca las alas, querida. Las tienes. Todas las tenemos aunque estén plegadas y se nos olviden. Deja de ponerte excusas. Sé libre
Concéntrate en lo que tienes y no en lo que pierdes
Aléjate de las personas frustradas en sus emociones. Cuanto menos se amen, menos sabrán amar a los demás. Cuanto más miedo tengan más arremeterán contra ti
Con lo difícil que es coincidir en un momento mágico. ¿Tan difícil era simplemente vivirlo?
Los que éramos fuertes, sólo lo éramos porque teníamos la desgracia de soportar más cantidad de dolor sin desfallecer. Nuestro umbral del dolor era más alto. Pero eso no quiere decir que las cosas nos dolieran menos. [...] Nuestro verdadero drama, ¿sabes cuál es? Que no se nos nota el sufrimiento.
Aprende a gritar cuando algo te duela, y que el grito sea proporcional a tu dolor. O te harán sufrir mucho. Muchísimo.
Haz lo que sientas, es maravilloso que ahora este en vuestra mano. No dejes que nadie te juzgue por ello. Tampoco lo hagas tú. Estáis en las puertas de una nueva y definitiva revolución y ni siquiera os dais cuenta.
Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera (Neruda)
Esta vez no coincidimos, a mí no me gustó, me pareció un Sexo en Nueva York a la española.
ResponderEliminarUn beso
Entiendo que va según la personalidad y el momento. Otra vez será.
EliminarUn besote
Qué bonita reseña, se nota que lo has disfrutado muchísimo!
ResponderEliminarOpinas como yo con respecto a la situación de la mujer y las imposiciones que conlleva serlo, las mujeres no somos perfectas. Es normal que nos equivoquemos, que en algún aspecto fallemos...no se puede ser buena en todo por mucho que parezca que debe de ser así. Y el resto de mujeres deben de comprenderlo, no sumarse a la crítica.
Me has dejado con muchas ganas de leer su historia, veré a ver si la encuentro en la biblio cuando despeje pendientes. Y te dejo como recomendación "El lenguaje de las flores" una historia que nada tiene que ver con esta, pero en la que las flores tienen una importancia muy bonita.
Besitos
¡Hola Cris!
EliminarSe me ha notado mucho el entusiasmo, ¿verdad? Es que, aunque tenía las expectativas altas y al principio hubo partes que me costaron, me ha dejado tan buen sabor de boca y me ha hecho reflexionar tanto... es esa idea de que buscamos llegar a todo y al final, no nos da la vida. Y sobre todo, de buscar ser feliz.
Apuntada queda!
Un besote fuerte guapa
¡Hola!
ResponderEliminarMe lo apunto pero muchísimo, me encantan las historias centradas en mujeres y que hablan sobre pérdida y dramas en general jaja Nunca había oído lo del síndrome del copiloto pero oye, creo que demasiada gente sufre de eso...
Y me alegro de que el libro al final se leyera en el momento preciso, totalmente de acuerdo, ¡no hay que forzar las cosas! jaja
¡besos!
¡Hola Irene!
EliminarSi te gustan las historias de mujeres y la pérdida, te tiene que gustar, fijo, porque aunque hay varias mujeres, la principal está basada en eso.
Si fuéramos más conscientes de la cantidad de personas que no saben vivir por sí solas y necesitan estar a la sombra de alguien siempre, cambiaría la sociedad por completo.
Un beso y espero que te guste cuando te animes con él
Hola, Sandra. Yo con esta novela tengo dudas y no termino de decidirme, creo que terminaré leyéndola y espero que me guste tanto como a ti. A ver si este verano, en mis vacaciones, lo tengo ya en mi lector.
ResponderEliminarUn beso y gracias por tu reseña.
Hola Carmen:
EliminarYo, antes de leerla, había visto desde críticas malísimas como buenísimas así que entiendo tus dudas. Creo que es una novela de contrastes que te puede encantar o te puede parecer una tontería. Espero que, cuando te animes, seas del primer grupo.
Un beso
Wow, se nota que te ha rechiflado.
ResponderEliminarYo no me he animado porque no me atrae del todo, o he leído mucho de este estilo.
BEsos y gracias por tu opinión.
¡Hola Esther!
EliminarSe me ha notado demasiado, intuyo, xD
Otra vez coincidirá, no pasa nada.
Un besillo
¡Hola!
ResponderEliminarNo es la primera reseña muy positiva que leo de este libro. Solo con la cantidad de citas maravillosas que has rescatado no tengo dudas de que los disfrutaré. Así que creo que me lo voy a llevar y espero que tardar poco en leerlo, aunque eso de hacerlo en primavera me llama mucho.
En cuanto a las partes que se te han hecho más densas, yo tampoco tengo ni idea de temática naval, pero oye, igual hasta aprendo algo.
Gracias por la reseña :)
Besos desde A través de un libro
¡Hola!
EliminarEspero que te guste, aunque si te han gustado las citas, intuyo que te va a gustar el resto. Y por lo del barco, aunque al principio se me hizo pesado, al final te acabas haciendo al vocabulario aunque no tengas ni idea.
En cuanto a lo de leerlo en primavera, esa fue mi idea, pero ya te informo que el libro está ambientado en verano así que ahora mismo es el momento perfecto para leerlo ;-)
Un besote
¡Hola! he leído esta novela este año y me ha encantado tanto como a ti ¡la verdad es que es genial! creo que es muy completa. Si te ha gustado ese libro te recomiendo leerte "pan de limón con semillas de amapola" creo que es de cristina campos. Es del mismo estilo, aunque no tiene demasiado que ver la trama en si, pero te encantará ¡besos!
ResponderEliminar¡Hola Julietta!
EliminarRecuerdo perfectamente tu reseña. Es más, a partir de tu reseña y otra opinión en Goodreads, me recordasteis que aún la tenía en casa sin leer y que tenía muchas ganas de ella.
Pero "Pan de limón con semillas de amapola" no me gustó tanto. Aunque era una historia que tenía muchas posibilidades, me decepcionó mucho como la desarrolló la escritora, llena de estereotipos, previsible... lo leí el verano pasado y me defraudó mucho.
De todas formas, gracias por la recomendación, se agradece.
Un besote
Qué lástima que no la pudieras conocer en la Feria del Libro, pero ve el lado positivo: si este año vuelve a la Feria, la verás con más ganas y fangirlearás con ella mucho más.
ResponderEliminarY aunque soy de México, entiendo la emoción de ver en una novela aquellas calles, parques o lugares que recorres, se me hace como muy mágico.
No había escuchado de esta novela pero al verte hablar tan bonito de ella, al transmitir todo lo que te hizo sentir, me intrigas a leerla: espero disfrutarla tanto como tú.
¡Besos, nos leemos!
¡Hola Iveth!
EliminarMuchísimas gracias por compartir esa emoción. Espero que pueda llegar a México y puedas leerla. Sino, siempre te quedará la versión electrónica que seguro que habrá en Amazon.
Un besillo
¡Hola Sandra! tengo muchísimas ganas de eler este libro! Espero hacerlo este verano.
ResponderEliminarbesos
¡Hola Bela!
EliminarEspero que puedas ponerte con él pronto y que te guste.
Un besote
Me pareció una historia súper fresca,real,llena de variadas historias de cada una de ellas.
ResponderEliminarLa recomiendo,pero no todos tenemos los mismos gustos.
Yo agradecida a la autora💝