Piscinas vacías de Laura Ferrero |
Julio. Verano. Momento de lecturas ligeras, vacaciones, descanso. Tiempo de tranquilidad y momentos de disfrute. Tiempo de piscinas, en este caso, piscinas vacías. Aunque aún no me ha tocado el turno de las vacaciones (bueno, alguna escapada he hecho, la reconozco), ya empiezo a pensar qué leeré durante mis ratos libres. Para desconectar un poco de clásicos y otras novelas, decidí animarme con este libro de relatos del que había oído hablar maravillas, también de su autora. Iba con un poco de miedo porque no estoy acostumbrada a los relatos cortos pero he decidido hacer una lectura pausada para saborearlos mejor y reflexionar sobre ellos.
Resumen
«Quiero contarte una historia de amor, la tuya. Aunque sabrás supongo, que no todas las historias de amor acaban bien.»
Los protagonistas de estos relatos no son héroes ni viven situaciones de vida o muerte. Se parecen demasiado a nosotros mismos. Podrían ser nuestros vecinos, nuestros padres, nuestras parejas, nuestros amantes.
Una mujer que no puede dormir y se va al salón a escuchar el zumbido de la televisión. Un padre que sopla las velas ante su hijo, que también es padre. Una chica que le escribe una historia de amor a una niña que no conocerá. Un abuelo que le habla a una fotografía. Un hombre y una mujer que se dicen adiós en una esquina. No se conocen entre ellos pero a todos les ocurren cosas parecidas: la vida, con sus insignificancias pero también con sus grandes preguntas: cómo se enamora uno, por qué el amor que no se gasta se endurece, qué es lo que nos da miedo. Deben elegir entre la vida que tienen y la que imaginan.
Crítica
Piscinas vacías es el primer libro de Laura Ferrero, con el que consiguió el éxito de la crítica literaria y de los lectores. Rara vez me fijo yo en lo que dicen los expertos que dictan sentencia en el mundo editorial porque no solemos coincidir pero esta vez no hemos podido estar más de acuerdo. Según los periodistas expertos de ABC o El Correo Vasco, Laura Ferrero se convirtió en la autora revelación de 2016. Sé que llego a sus letras con un par de años de retraso pero bienvenidas sean a mi vida porque tengo claro que continuare leyéndola.
¡Qué difícil explicar de qué va esta obra y por qué te toca dentro! No es fácil entrar en un libro de relatos, especialmente si no estás acostumbrado a ellos como era mi caso. Es más, tengo que admitir que, cuando empecé a leerlo, no recordaba si este libro era su ópera prima con relatos o la novela que publicó posteriormente. Sin plantearmelo demasiado y como lo tenía en formato electrónico, decidí no investigar y lanzarme a la piscina con él (nunca mejor dicho). Y siento seguir con el símil veranigo pero me sumergí en su primera historia mientras una tormenta me calaba por fuera (malditas tormentas de verano). Estaciones de tren nos hace un avance de lo que podemos encontrar a lo largo del libro, personas estancadas en una vida que no les hace feliz, "en un complaciente punto medio", muy cómodo para llevar una vida estable pero no siempre satisfactorio. La dificultad de saltar al vacío y dejarse llevar cuando de tu felicidad dependen los sentimientos de otros. Al acabarlo, me supo a poco y deseé que la historia tuviera un segundo capítulo pero según avanzaba me di cuenta que no era así. Quizá fuera lo mejor, quizá ciertas historias se queden a medio como me quedé yo. Pero el siguiente relato también me tocó dentro con pérdidas de quién nunca estuvo u otras pérdidas familiares no menos dolorosas. Si seguimos pasando páginas, encontramos desengaños amorosos, rupturas familiares, consejos de quien menos esperas, relaciones tóxicas, historias de parejas, abuelos que recuerdan los buenos momentos con sus nietos, segundas oportunidades, familiares desestructuradas con miembros que no se conocen o veranos de la infancia que marcan para siempre.
Todas son historias independientes que consiguen transmitir tanto en poco más de tres o cuatro páginas. Si tuviera que definir los relatos en su conjunto diría que hablan de pérdidas en el más amplio sentido de la palabra. Pérdidas emocionales, ausencias, salud, amor, paso del tiempo, familia... pero al fin y al cabo, pérdidas. En cierto sentido, me ha recordado a Esto también pasará de Milena Busquets, por esa escritura introspectiva que refleja que lo complicados que son los sentimientos. Como dice el propio resumen editorial, una historia de amor propia que no siempre sale bien.
No quiero desvelar mucho más pero Piscinas vacías me ha encandilado por su sensibilidad y su sencillez. Con una escritura intensa, intimista y evocadora, te toca muy dentro y te deja con ganas de más. Mi consejo es que no devoréis todos los relatos de golpe. Degustadlos poco a poco para saborearlos mejor y reflexionar sobre ellos. Por mi parte, estoy deseando volver a la prosa de Laura Ferrero en su novela Qué vas a hacer con el resto de tu vida, pero puede que deje pasar algún tiempo para no saturarme.
¡Qué difícil explicar de qué va esta obra y por qué te toca dentro! No es fácil entrar en un libro de relatos, especialmente si no estás acostumbrado a ellos como era mi caso. Es más, tengo que admitir que, cuando empecé a leerlo, no recordaba si este libro era su ópera prima con relatos o la novela que publicó posteriormente. Sin plantearmelo demasiado y como lo tenía en formato electrónico, decidí no investigar y lanzarme a la piscina con él (
Todas son historias independientes que consiguen transmitir tanto en poco más de tres o cuatro páginas. Si tuviera que definir los relatos en su conjunto diría que hablan de pérdidas en el más amplio sentido de la palabra. Pérdidas emocionales, ausencias, salud, amor, paso del tiempo, familia... pero al fin y al cabo, pérdidas. En cierto sentido, me ha recordado a Esto también pasará de Milena Busquets, por esa escritura introspectiva que refleja que lo complicados que son los sentimientos. Como dice el propio resumen editorial, una historia de amor propia que no siempre sale bien.
No quiero desvelar mucho más pero Piscinas vacías me ha encandilado por su sensibilidad y su sencillez. Con una escritura intensa, intimista y evocadora, te toca muy dentro y te deja con ganas de más. Mi consejo es que no devoréis todos los relatos de golpe. Degustadlos poco a poco para saborearlos mejor y reflexionar sobre ellos. Por mi parte, estoy deseando volver a la prosa de Laura Ferrero en su novela Qué vas a hacer con el resto de tu vida, pero puede que deje pasar algún tiempo para no saturarme.
Citas
En su vida todo parece haberse estancado en un nimio y complaciente punto medio.
Lo que más te gusta de ella es que no es que sea guapa. Hay muchas chicas que lo son. Te gusta cómo te mira, cómo se ríe de ti, cómo tú se lo permites.
Se nos atascaron los días. Vivíamos en la misma casa pero ya no éramos capaces de encontrarnos. Eso ocurre: la cercanía no tiene que ver con el espacio.
En la vida nos vamos quedando con carcasas. Con cosas que tienen una forma reconocible pero que están vacías.
Qué extraña manía tenemos los seres humanos de querer reparar cosas ajenas.
Me sentiría más cómoda si todo fuera permanente o si al menos las cosas se transformaran con lentitud para que dispusiéramos de un tiempo de adaptación.
Es la lluvia, que despierta a las cicatrices y las convierte de nuevo en heridas. Pero únicamente ocurre en los días lluviosos. No sangra, sólo escuece ahí dentro; aunque "dentro" es una palabra confusa. Es el agua que cae, que limpia las calles de mugre, que salpica las ventanas en las que me reflejo mientras escribo esto ahora, la que parece abrir cicatrices para dejar paso al recuerdo.
Siempre que llovía quería salir a mojarme y cerrar los ojos. Quería pensar que yo también podía ser agua que se deslizaba por los árboles y por las calles, que formaba charcos en las aceras y llenaba los embalses vacíos. Agua que se precipitaba sobre el mar, que empapaba mi pelo y rodaba por mis mejillas.
Uno no escoge su propia memoria. Solo es verdadera la primera imagen del recuerdo, a partir de entonces cada vez que volvemos atrás es para deformar esa primera instantánea.
En la vida solo hacemos dos cosas: acumular, y después tirar. Construimos la vida alrededor de cosas que desechamos cuando han cumplido su función.
Empiezo a entender que la vida era solamente intentar trazar un camino, dejar una marca. Por muy pequeña e insignificante que fuera. Como el rastro de los caracoles.
Vivir, supongo, es lo contrario de recordar.
Cada uno de nosotros guarda algo desconocido de las vidas ajenas.
Los peores ruidos son los que no se oyen, los que hacen que las cosas desaparezcan sin que sepamos muy bien por qué
A veces, no decir las cosas es otra manera de constatarlas. También somos lo que callamos.
Las cosas que dejan de existir tienen que irse a algún otro lado. Migran, se transforman, quién sabe. Por eso busco algo de ti, lo que queda, en estas luces tercas que brillan para nosotros incluso después de que hayan muerto.
Tu padre decía que el Tetris le hacía pensar en la vida. Que conforme ibas pasando de nivel, las piezas caían más rápido. Tanto que a veces no tenías tiempo de reorganizarlas...
Lo tengo en la wishlist porque me apetece muchísimo descubrir a esta autora.
ResponderEliminarMe alegro que te haya tocado y tanto.
Besos.
Hola Estheruki!
EliminarCreo que te puede gustar mucho este libro. Estoy deseando leer tus impresiones.
Un beso
Hola, Sandra. Tengo la novela Que vas a hacer con el resto de tu vida en mi lector, pendiente de leer. Empezaré con este libro para conocer las letras de esta escritora, pero anoto tu recomendación.
ResponderEliminarBesos.
Hola Carmen:
Eliminarsi te animas antes con Que vas a hacer con el resto de tu vida, me haré una idea de cómo pasa de los relatos cortos a la novela. Me encantará leer tu reseña.
Un besote
Me gustan mucho estas novelas que contienen relatos que tocan temas de fibra sensible, sobre todo cuando plantean vidas tan comunes basados en la disposición emocional de los personajes. La tendré en cuenta para mis próximas lecturas.
ResponderEliminar¡Gracias por la reseña! Saludos :)
¡Hola Calypso!
EliminarSi te gustan ese tipo de relatos, creo que te puede gustar muuucho este libro.
Un beso
¡Hola!
ResponderEliminarPues no suelo leer muchos libros de relatos pero joe, es todo un logro cuando consiguen transmitir tanto en tan pocas páginas... no tiene mala pinta, no lo descarto.
¡besos!
¡Hola Irene!
EliminarSi te animas con él, lo comentamos.
Un beso
No suelo leer muchos relatos pero me apetece ponerme con alguno ahora en verano. Este creo que me lo voy a apuntar, parece que toca la fibra sensible y eso me gusta.
ResponderEliminarUn besito y gracias por la recomendación Sandra!
Hola Marta:
EliminarNo sé si al final te habrás animado con él pero lo de la fibra sensible con algunos de los relatos lo tienes asegurado.
Un beso guapa