¡Hola de nuevo a todos! Ya toca volver por aquí después de un mes de descanso (descanso en lo que al blog se refiere, ha tocado seguir estudiando y trabajando a tope). Sin embargo y, pese a ello, he encontrado muchos ratos para desconectar y avanzar bastante con el eterno listado de libros pendientes.
Por si fuera pequeño el montón que tengo de libros esperándome en papel por casa, me dejé caer por el portal de eBiblio Madrid para bichear títulos disponibles y cuando vi este título esperándome, no pude resistirme a él. ¡Había oído hablar tanto y tan bien de este libro...! Aunque también reconozco que sabía demasiado de él. Sabía que la autora tenía varios libros sobre feminismo, que había un par de ellos con portadas llamativas cortos y muy fáciles de leer y poco más. Y antes de la reseña, sólo puedo añadir que estoy deseando leer también el otro libro Todos deberíamos ser feministas (o ver la charla de TEDx en la que está basado) y no descarto leer algún otro libro suyo.
Resumen
El feminismo empieza en la educación. Con su voz cálida y directa,
Chimamanda Ngozi Adichie dirige esta emotiva carta a una joven madre que
acaba de dar a luz. En sus quince consejos, reivindica la formación de
nuestros hijos en la igualdad y el respeto, el amor por los orígenes y
la cultura.
Una invitación a rechazar estereotipos, a abrazar el
fracaso y a luchar por una sociedad más justa. Una bella misiva con
reflexiones tan honestas como necesarias que conquistará por igual a
madres, padres, hijos e hijas.
Crítica
No descubro nada nuevo si os digo que este 2017 se ha convertido en el año de las mujeres. Tras conocerse el caso Weinster, surgió el movimiento #MeToo con el que miles de mujeres han denunciado casos de acoso y abuso sexual en el mundo del cine que ha derivado en la visibilización del acoso en otros entornos laborales y personales. Sólo hace falta sentarse a ver las noticias para darnos cuenta la necesidad de defender el feminismo definido por la RAE como principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre. Personalmente, me considero aún una aprendiz del feminismo que hace un año no se fijaba demasiado en estos temas pero que, en los últimos meses, se ha indignado con actitudes, declaraciones, sentencias judiciales y situaciones del día a día que demuestran que aún queda mucho camino por hacer para que las mujeres consigamos la igualdad real.
Por esta razón, tenía muchas ganas de iniciarme con alguna lectura feminista para ir formándome en la materia. Soy consciente de que seguramente hay muchísimos libros más interesantes y que expliquen mejor las cosas, pero quería empezar con algo sencillo y fácil de leer y con este libro acerté de lleno. Pese a que no estoy acostumbrada a leer no ficción, estoy no lo consideraría un ensayo. Más bien son una serie de recomendaciones que la autora hace a una amiga que le ha pedido consejo sobre cómo educar a su hija en el feminismo, ya que ella es una experta en el tema.
Por esta razón, tenía muchas ganas de iniciarme con alguna lectura feminista para ir formándome en la materia. Soy consciente de que seguramente hay muchísimos libros más interesantes y que expliquen mejor las cosas, pero quería empezar con algo sencillo y fácil de leer y con este libro acerté de lleno. Pese a que no estoy acostumbrada a leer no ficción, estoy no lo consideraría un ensayo. Más bien son una serie de recomendaciones que la autora hace a una amiga que le ha pedido consejo sobre cómo educar a su hija en el feminismo, ya que ella es una experta en el tema.
Tras una pequeña introducción en la que explica el origen de la obra, la autora divide sus reflexiones en quince sugerencias en las que se tocan temas importantes para lograr la igualdad. Asuntos como la importancia de seguir siendo personas plenas tras la maternidad, la necesidad de compartir los cuidados entre los dos, eliminar los roles de género, alerta sobre el feminismo light, compartir con la niña el amor por los libros para cuestionarse el mundo, cuestionarse el lenguaje, evitar la idea del matrimonio como un logro, el rechazo a la obligación de gustar siempre, transmitir el orgullo por su cultura igbo, la diferente entre feminismo y feminidad en el tema de la apariencia, no usar la biología para justificar privilegios de los hombres, naturalizar el sexo y la sexualidad, enseñar que el amor es algo natural en el que se da y se recibe, la misoginia femenina y el valor de la diferencia. Sé que ha quedado una retahíla de temas demasiado larga pero me parecían todos muy importantes y dignos de mención que no me quería dejar ninguno. Mis favoritos son en los que le recomienda enseñarle a leer, a rechazar la obligación de gustar y el valor de la diferencia.
Con todos estos ingredientes, puede parecer desde fuera una lectura densa y pesada pero la realidad es completamente diferente. Con un lenguaje sencillo y fácil de entender, Chimamanda nos da consejos en base a su experiencia con conceptos asequibles mezclados con anécdotas que ha vivido. Son apenas 100 páginas de las que es difícil escoger una sola frase ya que hay cientos de ellas esenciales. Tendríais que ver cómo ha quedado de subrayado el libro, incluso capítulos casi enteros (el de fomentar el amor por los libros son dos páginas de pura maravilla). La suerte es que es en formato digital por lo que el libro no sufre lo más mínimo. La lástima es que una vez concluido el plazo de préstamo, esos marcadores se pierden en el limbo. Ojalá existiera una opción que permitiera conservarlos.
Sólo puedo añadir que este libro debería ser de lectura obligatoria para todos: hombres y mujeres, niños y mayores, lectores y no lectores. Es un libro corto, fácil, casi como una charla en la que la autora te cuenta sus experiencias que pueden ser muy beneficioso para la sociedad fomentando la igualdad entre hombres y mujeres y la humanidad con el que tienes al lado.
Con todos estos ingredientes, puede parecer desde fuera una lectura densa y pesada pero la realidad es completamente diferente. Con un lenguaje sencillo y fácil de entender, Chimamanda nos da consejos en base a su experiencia con conceptos asequibles mezclados con anécdotas que ha vivido. Son apenas 100 páginas de las que es difícil escoger una sola frase ya que hay cientos de ellas esenciales. Tendríais que ver cómo ha quedado de subrayado el libro, incluso capítulos casi enteros (el de fomentar el amor por los libros son dos páginas de pura maravilla). La suerte es que es en formato digital por lo que el libro no sufre lo más mínimo. La lástima es que una vez concluido el plazo de préstamo, esos marcadores se pierden en el limbo. Ojalá existiera una opción que permitiera conservarlos.
Sólo puedo añadir que este libro debería ser de lectura obligatoria para todos: hombres y mujeres, niños y mayores, lectores y no lectores. Es un libro corto, fácil, casi como una charla en la que la autora te cuenta sus experiencias que pueden ser muy beneficioso para la sociedad fomentando la igualdad entre hombres y mujeres y la humanidad con el que tienes al lado.
Citas
Tu premisa feminista debería ser: yo importo. Importo igual. No "en caso de". No "siempre y cuando". Importo equitativamente. Punto.
El bienestar de una mujer debe basarse en algo más que la benevolencia masculina.
Enseña a Chizalum a leer. Enséñale el amor por los libros. La mejor manera de hacerlo es mediante el ejemplo. Si te ve leyendo, comprenderá que leer es valioso. Si no fuera a la escuela y solo leyera libros, posiblemente sabría más que un niño educado de manera convencional. Los libros la ayudarán a entender el mundo y cuestionárselo, la ayudarán a expresarse y la ayudarán en aquello en lo que quiera convertirse: una chef, una científica, una cantante, todas ellas se benefician de lo que se aprende leyendo. No me refiero a libros de texto. Hablo de libros que no tengan nada que ver con el colegio, autobiografías, novelas y cuentos.
Intenta no emplear demasiado a menudo palabras como «misoginia» y «patriarcado» con Chizalum. En ocasiones las feministas tiramos demasiado de jerga y la jerga a veces resulta excesivamente abstracta. No te limites a etiquetar algo de misógino, explícale a tu hija por qué lo es y cuéntale cómo dejaría de serlo.
Las mujeres no necesitan que las reverencien ni las defiendan; solo necesitan que las traten como a seres humanos iguales. En la idea de que las mujeres necesitan ser «reverenciadas» y «defendidas» por el hecho de ser mujeres subyace una actitud de superioridad.
Jamás hables del matrimonio como un logro. Encuentra maneras de aclararle que el matrimonio no es un logro ni algo a lo que deba aspirar. Un matrimonio puede ser feliz o desgraciado, pero no un logro. Condicionamos a las niñas para que aspiren al matrimonio y no a los niños y, por tanto, ya desde el principio existe un desequilibrio terrible.
Enséñale a rechazar la obligación de gustar. Su trabajo no es ser deseable, su trabajo es realizarse plenamente en un ser que sea sincero y consciente de la humanidad del resto de la gente.
Así que en lugar de enseñar a Chizalum a agradar, enséñale a ser sincera. Y amable.Y valiente. Anímala a decir lo que piensa, a decir lo que opina en realidad, a decir la verdad. Y luego, alábala cuando lo haga. Alábala sobre todo cuando se plante en una cuestión difícil o impopular porque resulta que es su opinión sincera. Cuéntale que la amabilidad importa. Alábala cuando se muestre amable con el prójimo. Pero enséñale que la amabilidad nunca debe darse por sentada. Dile que ella también merece la amabilidad ajena. Enséñale a defender lo que es suyo. Si otro niño le coge un juguete sin permiso, pídele que lo recupere, porque su consentimiento importa. Dile que, si algo la incomoda, se queje, lo diga, grite. Demuéstrale que no necesita gustarle a todo el mundo. Dile que si no le gusta a alguien, habrá otras personas a las que sí les gustará. Enséñale que no es meramente un objeto que guste o no guste, es también un sujeto al que pueden gustarle o no gustarle los demás.
Si le gusta el maquillaje, deja que se maquille. Si le gusta la moda, deja que se arregle. Pero si no le gusta ni una cosa ni la otra, déjala tranquila. No creas que criar a una feminista consiste en obligarla a rechazar la feminidad. Feminismo y feminidad no se excluyen mutuamente.
Enséñale que amor no es solo dar, sino también recibir. Es importante porque a las niñas les transmitimos sutiles ejemplos sobre la vida: enseñamos a las niñas que un componente primordial de su capacidad de amar es la capacidad de sacrificarse. A los niños no se lo enseñamos. Enséñale que para amar debe entregarse emocionalmente, pero también dar por hecho que recibirá. Creo que el amor es lo más importante de la vida. De cualquier clase, comoquiera que lo definas, pero lo concibo como un gran aprecio por parte de otro ser humano y el hecho de concederle una gran importancia a otro.
En ocasiones, en este discurso en torno al género, se da por hecho que las mujeres se suponen moralmente «mejores» que los hombres. No lo son. Las mujeres son igual de humanas que los hombres. La bondad femenina es tan corriente como la maldad femenina.
Haz normal la diferencia. Enséñale a que valore la diferencia. Y no es para que sea justa o buena, sino simplemente para que sea humana y práctica. Porque la diferencia es la realidad de nuestro mundo. Y al enseñársela, estás equipándola para sobrevivir en un mundo diverso. Debe saber y comprender que la gente toma distintos caminos en el mundo y que, siempre y cuando esos caminos no dañen al prójimo, son opciones válidas que deben respetarse. Enséñale que no lo sabemos todo de la vida, no podemos saberlo.
Enséñale a que no haga universales sus principios y experiencias. Enséñale que sus principios son solo para ella, no para los demás. Existe solo una humildad necesaria: comprender que la diferencia es normal.
Date cuenta, por favor, de que no estoy proponiéndote que la eduques para «que no juzgue», como suele decirse ahora, cosa que me preocupa un poco. El sentir general que se esconde tras esta idea está bien, pero «no juzgar» puede degenerar fácilmente en «no tener una opinión sobre nada» o «callar las opiniones propias». Y por tanto, en cambio, lo que espero para Chizalum es lo siguiente: que esté repleta de opiniones y que sus opiniones tengan un punto de partida fundado, humano y de amplias miras.
¡Hola!
ResponderEliminarMe parece un libro perfecto para empezar a leer sobre feminismo, sencillo y cortito pero que hace reflexionar un montón. Personalmente, me gustó más que el de Todos deberíamos ser feministas, aunque este otro tampoco está nada mal :D
¡besos!
¡Hola Irene!
EliminarNo he tenido la suerte de leer también "Todos deberíamos ser feministas" pero espero leerlo pronto. A mí me ha parecido espectacular para iniciarme y me he debatido entre devorarlo o hacer una lectura más pausada y reflexiva. ¿Alguna sugerencia de por cuál seguir después?
Un beso
¡Hola!
ResponderEliminarLa verdad es que es un libro perfecto, no solo te ayuda a criar a un niño o una niña en el feminsimo, sino que te ayuda a abrir los ojos y darte cuenta de lo machista que es la sociedad, además de que da unos consejos que puedes aplicarte a ti misma. Mi favorito de la autora por encima de "Todos deberíamos ser feministas", que sin embargo también recomiendo muchísimo.
¡Nos leemos!
Lua.
¡Hola Lua!
EliminarPara mí, este 2018 ha sido el año de abrir los ojos y luchar en los pequeños gestos con los que podemos cambiar el mundo (al menos, el nuestro). A ver cuando consigo hacerme con "Todos deberíamos ser feministas".
Un besote
Estoy totalmente de acuerdo con el cambio que se está produciendo este último año con respecto al feminismo, a mí también me ha servido para abrir los ojos en muchas cosas.
ResponderEliminarMe apetecen mucho lecturas así, más sencillas, porque meterse con Simone de Beauvoir de golpe sería demasiado jajaja
No he quería leer todas las frases porque sería spoilearme demasiado, pero me ha encantado la segunda...estoy muy de acuerdo. Todo lo que hacen las mujeres parece requerir del consentimiento masculino, especialmente lo físico y a mí ya me cansa este tema de imposición, que además siempre va dirigido a las mismas. Nunca he visto que a los hombres se les tenga que dar el ok a nada.
Besitos
Pd: Lo leeré fijo
¡¡Hola Cris!!
EliminarYo no sería ponerme de golpe ahora mismo con Simone de Beauvoir aunque "Una habitación propia" de Woolf no me importaría, la verdad.
Cuando te pongas con él, te va a encantar, lo sé. Trata temas tanto de feminismo como humanidad y sentido común.
Un besote
No he leído nada de esta autora aún, pero tengo en la estantería pendiente "La flor púrpura".
ResponderEliminarBesos.
¡Hola!
EliminarYo, en principio, querría seguir con "Todos deberíamos ser feministas" pero no descarto deguir leyendo otros libros de la autora como "La flor púrpura"
Un beso
A ver, yo no soy feminista activa, pero intento ejercer de tal en mi casa y en mi vida. Quizás sea una cuestión de edad, porque lo he vivido y, sobre todo, lo he sufrido. En todos los ámbitos. Y he sentido impotencia siempre, porque es difícil erradicarlo, es algo que se ha mamado y que incluso algunas mujeres parecen no saber el lastre que supone el machismo. No obstante, creo que nunca he leído ningún libro feminista y, por lo que cuentas, no me importaría nada leer este. Me gusta el modo en que está estructurado y el tipo de lenguaje utilizado. Creo, no obstante, que a lo largo de lo que llevamos de año y desde el anterior, las cosas están cambiando y eso repercutirá tanto en hombres y mujeres para bien.
ResponderEliminarUn beso.
Hola, Sandra. Tengo a esta mujer pendiente de leer y eso que tengo alguno de sus libros en mi lector. Gracias por recomendarla.
ResponderEliminarBesos.
¡Hola! ^^
ResponderEliminarYo estoy a favor de la igualdad entre hombres y mujeres, pero nunca me he parado a pensar en si soy feminista o no. Supongo que todas las mujeres lo somos aunque solo sea un poquito. En cuanto al libro, no tengo claro que lo vaya a leer, pero para quien le interese el tema supongo que será una lectura interesante.
Besos!
Una autora africana a tener muy en cuenta... Yo la conocí con su novela La flor púrpura que me encantó. Sus libros más feministas como éste (tiene unos cuantos), no he tenido la oportunidad todavía de leerlos
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