Quiéreme siempre de Nuria Gago |
Desde entonces, reconozco que tengo especial predilección por ella, en cualquiera de los ámbitos a los que se dedique. Por eso, el día que me enteré que le habían otorgado el Premio Azorín 2018 y vi su discurso de agradecimiento, no pude evitar emocionarme con ella. Tenía pensado comprar su nuevo libro durante la Feria del Libro de Madrid de este año y repetir experiencia con la firma, pero tuve la suerte de que me tocara un mes antes en un concurso (gracias @edt_planeta). Así que allí me presenté con mi libro recién llegado y con toda esta historia que os he contado frente a Nuria y su asistente Rita. Con una sonrisa de nuevo resplandeciente y contagiosa, me dedicó el libro con un sencillo "qué maravilla ser tu premio".
He tardado unas cuantas semanas en ponerme con él porque tenía muchos pendientes pero tenía la sensación que la espera merecería la pena. Sólo necesitaba dedicarle toda mi atención.
Resumen
Lu es una joven española que disfruta de una vida perfecta trabajando como guía en la ciudad de la luz y el amor, París. Sin embargo, todo se tuerce cuando le rompen el corazón y decide volver a Barcelona para recomponerse y decidir qué hacer con su vida.
Pero no tendrá mucho tiempo para decidir ya que, nada más llegar al aeropuerto, su madre le informa que le ha encontrado un trabajo como cuidadora y la lleva directamente a casa de la anciana con la que convivirá en los próximos meses.
Sin tiempo para hacerse a la idea conocerá a Marina, ochenta y seis años, viuda y futura compañera de piso de Lu. Poco a poco se irán adaptando una a la otra, aprendiendo de sus rutinas, valorando lo que significa tener a alguien en quién apoyarse y, sobre todo, creándose las heridas para recuperar el sentido de sus vidas.
Crítica
Todo empieza con Lu pasando uno de los peores momentos de su vida. Todo parece perfecto: está en París de fiesta en casa de unos amigos con su novio Paul. Pero el encanto se rompe de repente y el París de felicidad, amigos, amor y copas de vino desaparece para dejar a una Lu destrozada con los ojos llenos de lágrimas y la duda de si volver a su Barcelona natal o quedarse en París donde no deja de pensar en Paul. Opta por irse unas semanas a la ciudad condal a recuperarse y curarse sus heridas, aunque con la inmensa pena de separarse de Agathe, su amiga y alma gemela en París. Ese momento refleja a la perfección la indecisión de millones de jóvenes españoles que no sabrían elegir cuál es su casa, si dónde se criaron y está su familia o su actual ciudad donde han conseguido trabajo y han creado su propia vida. Las consecuencias de una generación de jóvenes emigrantes que tienen que salir de su país para buscarse la vida.
Nada más llegar al aeropuerto de Barcelona, se encuentra con su madre que no pierde demasiado tiempo en consolarla. Le informa de que le ha conseguido un trabajo como cuidadora 24 horas de Marina, una anciana, madre de una conocida de su madre, que necesita a alguien que esté con ella, la cuide y la ayude. Aún con la rabia contenida por la encerrona, su madre la lleva directamente a casa de Marina. Pese al shock inicial de empezar a vivir de la noche a la mañana con una desconocida, Lu y Marina conectan desde el principio, adaptándose a sus respectivos ritmos, conociéndose poco a poco. Lu descubrirá el mundo de Marina: cómo su fragilidad no hace que pierda las ganas de introducir novedades en sus rutinas, de la bondad y el cariño que pone en cuidar a su hermana a la que visita tres veces a la semana en la residencia en la que vive desde que empeoró de su alzhéimer, de su vida diaria en su barrio con con Rita, Eusebio, Lydia o hasta con Cloti.
Más allá de las adorables protagonistas, la historia toca muchos temas importantes como la solidaridad, la soledad de los mayores, la dificultad para tener una vida normal para las personas con discapacidad, las difíciles relaciones familiares que surgen a veces, la necesidad de cerrar una etapa para abrir otra nueva, lo positivo que es tener un alma gemela en la que apoyarte aunque esté a cientos de kilómetros de distancia, lo desmoralizador que puede resultar una residencia de ancianos pero con paciencia, amor y humor, se consiguen grandes cosas. Y la música, cómo la música sirve para encontrarnos en cualquier momento y en cualquier circunstancia. La música como medicamento sanador para cualquier mal, para cualquier edad. Me hubiera gustado recopilar para vosotros un listado con las canciones que aparecen en el libro pero rompería parte del encanto.
Con expresiones que pienso incorporar a mi lenguaje diario como "roncar como dinosaurias" o "acurrucarse como dos nutrias marinas", me ha conquistado desde las primeras páginas, con momentos emotivos que te hacer contener las lágrimas o, al menos para los más duros, notar un nudo en la garganta. Confieso que lo acabé con una pena enorme por tener que separarme de estos personajes tan complementarios y tan entrañables.
En resumen, Quiéreme siempre es una novela llena de ternura, con personajes entrañables, llena de emoción y solidaridad. De cómo apoyarse en los demás e implicarse en sus problemas puede salvarte de tus fantasmas. De la soledad que sienten las personas mayores y cómo a veces es tan sencillo como escucharlos. De cómo la música puede servirnos para rememorar momentos que ya ni recordarmos. De cómo personas que diferentes generaciones pueden ser tan compatibles como dos amigas de instituto. De cómo salir con tus amigos a un concierto puede curarte tanto como quedarte en el sofá viendo una serie.
Una historia tierna, emotiva, entrañable, sentimental y cercana que te conquista y se hace un hueco en tu corazoncito.
Citas
Decidí caminar. Cruzar el Sena. Adoro esos puentes. Hay algo en París que es adictivo. La belleza está por todos lados. Es casi obsceno. Eres espectador y a la vez estás construyendo tu historia. Porque uno sabe que caminar por esas calles va a cambiar su vida para siempre. Aunque en ese momento no lo sepas, tu cuerpo, muy adentro, lo tiene clarísimo.
No estaba haciendo lo que quería, estaba haciendo lo que podía.
Cuando le eches de menos, mira esta fotografía, mira tus ojos tristes y repítete a ti misma que tú no te mereces eso. Nunca vi tan poca luz en tu mirada.
Me coloqué justo detrás de ella y coloqué mis manos en sus omóplatos, con suavidad, sin hacer nada, solo haciéndole saber que yo estaba allí por si hacía falta.
No fue una infancia perfecta, en esas épocas era muy difícil tener una infancia perfecta, pero fue una infancia feliz, al olor de la leña y las verduras asadas, bajo mantas tejidas a mano y al lado de una casi gemela que tenía una letra de menos, pero con un año de más.
Es una leche es el alzheimer. Porque si a la vez que ellos se olvidan de ti, tú pudieras olvidarte de ellos, pues aún. Pero desde que ella vive sin acordarse de nada, a mí me está pasando lo contrario, me acuerdo el doble, de todo, de cosas que hacía tiempo que tenía olvidadas. Por las noches sobre todo, revivo cosas con ella cuando éramos pequeñas, mías, de nuestros padres. Es como si las historias saltaran de su cabeza a la mía.
Nos fuimos al sofá y pusimos el capítulo dos. Se quedó frita a los diez minutos. Le hice un resumen al día siguiente, durante el desayuno.
- Cuando me lo cuentas tú, me gusta más.
La música se almacena principalmente en el lóbulo temporal, es la parte del cerebro que va desde la sien hasta la parte posterior del oído, y aunque esa zona es una de las primeras en verse afectadas por el alzhéimer, por algún motivo, ahí tenemos nuestra biblioteca musical. Nuestro propio iPod, para que tengas una idea. [...] Lo que ocurre es que los recuerdos más difíciles de borrar son los que están liados una vivencia emocional muy intensa; la música trae de la mano a las emociones y estos abren la puerta a algunos recuerdos.
Los recuerdos pasan rápidos, lo justo para reconocerlos, para hilar la historia.
Empezaron a tocar y la música se coló por mi cuerpo llenando cada uno de los espacios por los que podía colarse; por primera vez no estaba melancólica, viví aquel momento al cien por cien, fui plenamente feliz durante toda la noche y ese espejismo fue el justo descanso a tantos días de tristeza y de darle vueltas a la cabeza.
Al final todo es cuestión de eso, tiempo, paciencia y confianza.
No sé si me explico, esa sensación de que a mi edad ya tenía que tener todas las cosas muy claras, encaminadas, pero me pasa justo lo contrario, que no tengo ni idea de hacia dónde tengo que ir. Me pregunto si los demás lo tienen todo de verdad tan claro como están hacia dónde van, si soy la única que no sabe qué hacer..., o si el resto de la gente está igual que yo pero disimula mejor.
Nos miramos a los ojos como si en la mirada del otro estuviera la única cosa que nos podía mantener con vida, como si la habitación estuviera llena de cosas terroríficas y solo en las pupilas del otro estuviera la salida. El mundo no era tan bello como lo que estaba ocurriendo dentro de nosotros en su momento. Ninguna selva, ningún animal, ningún río, ninguna cascada era más hermosa que nosotros en ese momento, y conscientes de eso, no quisimos perdernos en segundo de lo que teníamos.
La vida me pone señales delante, pero no entiendo su lengua.
Yo era nefasta orientándome, en el bosque, en la ciudad y en mi propia anatomía. Me pierde igual de bien fuera que dentro de mí misma.
En esta vida no se puede tener todo. Si está para ti, ni aunque te quites, si no está para ti, ni aunque te pongas.
Ya sabía lo que me encontraría en esta reseña después de que nos lo recomendaras encarecidamente a Carol y a mí, pero leyéndote me reafirmo en mi decisión de leerlo. El hecho de que se centre en la relación de una joven con una persona mayor ya me atrae muchísimo, y preveo una gran lectura ;)
ResponderEliminarBesitos
¡Hola! Hace tiempo que le tenemos echado el ojo y no descartamos leerlo. Lo de las expresiones nos ha encantado, sobre todo la de las nutrias jajaja.
ResponderEliminarLo tendremos en cuenta.
Besos
¡Hola!
ResponderEliminarPues me has convencido totalmente para apuntarme el libro. Me encantan las relaciones entre personas mayores y jóvenes. Además, me llama mucho que sea tan conmovedor.
Por cierto, tienes una seguidora más.
Un beso enorme
Hola
ResponderEliminarNo conocía el libro pero de a poco me has convencido para que me lo apunte.
Gracias por la reseña, la disfrute mucho
Nos leemos
Hola Sandra!
ResponderEliminarMe parece un libro muy muy interesante, no había leído una reseña así antes, es diferente. Me lo apunto, además de que se ve una historia bastante emotiva...
Un besito y gracias por la recomendación.
Hola, Sandra. Yo también he leído esta novela y me ha gustado muchísimo. En mi reseña resalte la palabra SOLIDARIDAD. Y me sentí con unas ganas tremendas de compartir con Lu y Marina un ratito de sofá y manta.
ResponderEliminarBesos.
Hola! Pues no parece un libro muy de mi estilo pero puede que le dé una oportunidad después de leerte, me lo apunto.
ResponderEliminarBesos
¡Hola! ^^
ResponderEliminarAhora mismo hay otros libros que prefiero leer antes, pero tampoco lo descarto. La sinopsis me parece interesante, y viendo la valoración tan alta que le has dado yo creo que podría gustarme. De momento me lo apunto, y ya veremos cuando lo leo xD
Besos!
Roncar como dinosaurias... eso también me lo llevo pa' mi jajajaja. Pues he oído hablar muy bien de Nuria Gago pero aún no he leído nada suyo y este tiene pintaza, aunque normalmente me pongo muy sensible cuando hay mayores en las novelas y más si tratan temas como el alzheimer o la demencia senil... pero bueno, que se ve que tiene una gran sensibilidad la autora y yo creo que lo disfrutaría mucho, así que quizá acabe cayendo :)
ResponderEliminarUn beso!
La verdad es que no me Importaría nada leerla. No he pedido nada de la autora y me pica la curiosidad el cambio, de vivir en París, con tu amor, a irte a Barcelona a cuidar a una ancianita. A veces, la clave está en los cambios.
ResponderEliminarBesos.
¡Hola!
ResponderEliminarNo conocía a esta autora pero tu reseña y tu predilección por ella me han llamado la atención y ahora tengo ganas de conocerla. El libro pinta genial, tengo curiosidad por ver cómo son estas protagonistas femeninas ;D
¡besos!