Mi isla de Elísabet Benavent

Mi isla de Elísabet Benavent

Hace ya unas semanas que acabé este libro pero siento la necesidad de hablaros de él y no porque me gustara demasiado, más bien al contrario. Descubrí a Elisabet Benavent hace ya muchos años (mejor no contarlos), en la anterior etapa del blog y me enganché absolutamente a En los zapatos de Valeria, aquí podéis encontrar la reseña de la saga.

Después seguí leyendo algún otro libro suyo como Persiguiendo a Silvia  o Martina con vistas al mar y... no me gustaron tanto. El primero, la saga de Silvia me pareció que estaba bien pero no llega al nivel de Valeria, me parecía más de lo mismo. Pero lo que ya me acabó de reventar fue la saga de Martina de la que leí sólo el primer libro y no pude con el segundo porque no soportaba a la protagonista. Creo que fue problema mío, que acabé muy saturada de la autora, de sus temas, de sus personajes y sus historias, siempre tan similares. Así que decidí tomarme un tiempo con ella y dejé pasar unos años para volver a sus libros.

En los últimos tiempos, tenía ya ganas de volver a probar con ella y, para evitar sagas y más páginas de la cuenta, me animé con Mi isla. Prometo que lo empecé con todas las ganas porque me lo habían recomendado por activa y por pasiva pero... no ha sido lo que esperaba (o sí, en el fondo no sé por qué pensé que iba a cambiar).😓

Resumen

Maggie vive en una isla y regenta una casa de huéspedes…

Maggie tiene un huerto y casi siempre va descalza…

Maggie no quiere recordar por qué está allí; duele demasiado…

Maggie ha renunciado al amor y es complicado explicar los motivos…

hasta que conoce a Alejandro…

y la calma da paso a una tormenta de sensaciones…

y a la posibilidad de que tal vez sí se puede empezar de nuevo.

Crítica 

Maggie es la dueña de un pequeño hotel en una isla perdida en el Mediterráneo. Su día a día es sencillo: gestionar las habitaciones, hacer camas y colada, cultivar el huerto y cocinar con los productos recolectados. Su mayor hobby es caminar descalza por el pueblo hasta la casa de Mercedes, una anciana que es su mejor amiga en la isla, con la que le encanta comentar los chismes de sus vecinos mientras comen dulces suculentos y cosen vestidos.

Maggie huye, Maggie es una fugitiva de la sociedad del consumo, el estrés y las apariencias pero no quiere recordar su vida pasada. Vive feliz en su vida anestesiada y exiliada. Hasta que un día aparece en su jardín Alejandro y su cuerpo empieza a salir de su insensibilidad habitual. Alejandro la altera hasta niveles insospechados, le odia, le atrae, le hace replantearse todo lo que se está perdiendo viviendo aislada del mundo. ¿Será ya el momento de volver a la sociedad? ¿Qué le habrá pasado a Maggie para querer olvidar su vida?

Y hasta aquí puedo leer de la historia de Maggie y Alejandro. A partir de ese momento, empieza una historia de vaivenes emocionales tanto a nivel individual como de pareja que nos harán disfrutar de lo lindo. O no, porque, personalmente, he pasado muchas páginas del libro completamente desesperada con las actitudes de los personajes principales. No he conseguido empatizar en ningún momento con los protagonistas, especialmente con Maggie. Para mí, demuestra una actitud infantil e inmadura. Es la típica persona que sólo piensa en si misma, sin reflexionar e sin valorar todo lo bueno que tiene. Y Alejandro... bueno, le entiendo un poco mejor pero tiene algunas actitudes que me resultaron un tanto creídas y me ha sacado un poco de quicio. Pero, para tranquilidad generalizada de los fans de Elísabet Benavent, es cierto que mejoran según avanzan las páginas, vas comprendiendo las razones que demuestran sus actitudes y se van haciendo querer.

Sin embargo, más allá de mi amor/odio con los personajes, la principal razón de mi decepción con este libro es que es muuuuy previsible. Y no hablo de que tenga un final previsible que adivines desde el principio, que eso puede tener un pase, en muchos libros puede ocurrir, dependiendo de su temática. No, hablo de que son previsibles la trama de la historia y hasta los más mínimos detalles. Sin querer desvelar demasiado, sólo voy a decir que hasta para conocer la "misteriosa profesión" de Alejandro (que se adivina desde que aparece por primera vez), Maggie se pasa dándole vueltas más de tres o cuatro capítulos, suponiendo las ideas más peregrinas y sin plantearse en ningún momento la verdadera. Y como esta tontería, unas cuantas más a lo largo del libro.

Así que, como veis, la vuelta a @betacoqueta no ha sido tan placentera como esperaba. Una historia muy similar a lo que ya había leído, unos personajes muy caracterizados que te llevan hasta los extremos. He echado mucho de menos a los personajes secundarios, típicos de las novelas de Beta como son su círculo de amigas que suelen tener historias propias. En este libro, su existencia es escasa (aunque me cae genial Nuria) y su presencia, casi circunstancial.

Con todo y con esto, no es un mal libro si lo que necesitas es un libro de desconexión. Será un libro perfecto si lo que buscas es una historia complicada entre chica y chico, cada uno con sus problemas personales. Una historia que no será fácil sacar adelante para ellos ya que primero tendrán que aceptarse a uno mismo. Pero a mí me ha servido para recordar como era la escritura de Elísabet Benavent pero voy a alejarme de ella otro tiempo.

Calificación

Citas

¿Habéis sentido alguna vez que todo lo que quisisteis alcanzar se os ha quedado grande?

¿Cómo podía echar de menos una vida que no me llenaba?

El aburrimiento es una sensación caprichosa que desaparece si uno se empeña en que lo haga. 

Aprecié el silencio y aprendí a escucharme. Me di cuenta de que cuando una está bien sola, lo demás da igual.

Acabo de conocerte, no seas importante. No te conviertas en una herida de las que duele. No me veas por dentro, jamás. Ven, huye, búscate pero vete en cuanto te hayas encontrado. Ignórame. No me mires. No me mires como lo estás haciendo ahora. Déjame. Suéltame.

Cuando alguien no sabe quiénes somos… podemos ser quienes queramos.

A veces pasa que cualquier tontería te asusta en sueños porque en la vida real hay cosas mucho más tangibles que te aterrorizan pero que finges no ver.

Sentirse especial se construye minuto a minuto, hora tras hora, día tras día, cuando te conviertes en una prioridad para alguien, cuando sabes que en su pecho hay un rincón en el que siempre puedes guarecerte, cuando te tocan y tu piel reconoce al dueño de esas manos como alguien a quien permitirle el regalo de tu placer. Joder…, sentirse especial no es un regalo, es una obligación.

Que nadie os mienta, llorar puede salvaros la vida.

La soledad elegida, decía, era bonita; la impuesta, un castigo.

La memoria tiene sabores que la realidad desconoce… y lo mismo pasa al revés.

A veces no hay mayor demostración de amor que integrarte en el entorno de la persona a la que amas sin querer cambiarlo un ápice.