Sempiterno de Defreds |
Resumen
Un beso en la frente. El abrazo de una madre.
Un niño que se ríe a carcajadas.
La superación. Las personas que ya no están y las que están a punto de llegar.
Las amistades que son familia. El olor a mar.
Las caricias que hacen temblar. Las historias interminables de los abuelos. La sonrisa de complicidad.
Una pareja de Agapornis.
El primer beso.
El amor incondicional.
Hay momentos, situaciones, recuerdos y personas que jamás tendrán fin.
De una manera u otra siempre estarán ahí.
Sempiterno.
Un niño que se ríe a carcajadas.
La superación. Las personas que ya no están y las que están a punto de llegar.
Las amistades que son familia. El olor a mar.
Las caricias que hacen temblar. Las historias interminables de los abuelos. La sonrisa de complicidad.
Una pareja de Agapornis.
El primer beso.
El amor incondicional.
Hay momentos, situaciones, recuerdos y personas que jamás tendrán fin.
De una manera u otra siempre estarán ahí.
Sempiterno.
Crítica
Cada vez que me acerco a un nuevo libro de Defreds, me enfrento a él con el miedo a que no cumpla las expectativas que tengo de él. Hace ya unos años que compré su Casi sin querer, que devoré en apenas unas horas. Marcando casi cada página, maravillada con sus textos. Esa sensación se ha ido diluyendo en el tiempo según iban pasando por mis manos el resto de sus libros, aunque también es cierto que con Historias de un náufrago hipocondríaco me recordó a sus inicios. No sé si yo he cambiado y los textos no han evolucionado conmigo, pero creo que el principal problema han sido expectativas que me creaba constantemente. Sin embargo, he aprendido a intentar enfrentarme a los textos sin tener complejos ni ideas preconcebidas. Gracias a esto, disfruto más de los libros y eso ha sido lo que me ha ocurrido con Sempiterno.
Una vez más, Defreds nos habla de temas recurrentes, pero a la vez, cercanos. Habla de recuerdos de momentos especiales, de primeros amores, de qué hubiera sido si nos hubiéramos atrevido, de personas duras pero luchadoras, de amores a distancia, de no quedarse con las ganas, de cicatrices que dejan huella, de pérdidas, de silencio y risas que significan amor, de conversaciones de madrugada que enganchan, de amores sin edad, de amistad, de conciertos, de arreglar el mundo, de amor con mayúsculas, de deseo, de ciudades, de acoso escolar, de hijos, de mascotas. Seguramente, si conocéis algún libro previo del autor, no son temas demasiado innovadores pero, en el fondo, carece de importancia. Lo principal es que refleja momentos que todos hemos vivido, con los textos que consiguen revolverte por dentro, con los que tienes que pararte a respirar hondo y reflexionar cómo ha podido dar tan en el clavo.
Pero si algo es completamente nuevo respecto a los anteriores libros son las MA-RA-VI-LLO-SAS ilustraciones que acompañan a los textos. Son de la ilustradora, Beatriz Ramo, conocida en redes sociales como Naranjalidad. Yo no sabía de su existencia pero soy fan suya desde este mismo momento. Además de sus dibujos, se nota que es una edición cuidada al detalle por su edición de tapa dura, sus colores, su tipografía... por todo.
Por todas estas razones, merece la pena volver siempre a Defreds. Por su escritos que, para muchos tal vez no lleguen a la altura de literatura magistral, pero que siempre tienen algo que los hace especiales. Por lo que te hace sentir. Por la cuidada edición. Por las ilustraciones. Eso sí, si no os suelen gustar este tipo de libros, ni lo intentéis porque os va a parecer más de lo mismo. A los que os guste, no lo dudéis ni un segundo. Defreds siempre será una buena opción.
Citas
Por si no recuerdo tu recuerdo
Por si un día ya no recuerdo nunca más todo lo que te quiero, ni recuerdo el sitio donde nos besamos por primera vez, te dejo por escrito:
«Recuérdame con un beso
todo lo que nos queremos»
Y si hace falta volveremos a enamorarnos
cada día si no recuerdo tu recuerdo.
No dejes que sea tarde
Nunca permitas que el «no tuve valor» se quede para siempre paseando por tu cabeza.
Son demasiados kilómetros en soledad por el cerebro pensando en el «qué hubiera pasado».
Para equivocarse y volver a internarlo siempre quedará tiempo, pero para lo que pasa de largo y dejas escapar sin querer realmente ya no quedará la oportunidad.
No habrá próximo metro, ni próximo momento. Se alejará irremediablemente.
Arriesgar siempre por lo que huele a felicidad. Aunque luego no funcione.
Si te conformas, nunca dejarás de hacerlo. Y ya será demasiado tarde.
Y sonará demasiado duro en el espejo el «te lo dije». Sobre todo cuando te lo dices a ti mismo.
Aunque se mueran de ganas
Y seguro que alguna vez, en alguna pequeña calle de la ciudad, nos cruzaremos la mirada unos segundos.
Quizá cambies de acera con tu mano agarrada de otra, quizá yo baje la mirada para no afrontar la realidad.
Quizá por un momento los dos pensemos que aquel no era un buen momento pero ahora es peor.
Nos preguntaremos cómo habría sido aquel beso que nunca sucedió.
Que lo deseábamos y en el aire se quedó.
Y llegará la esquina y ahí se acabará todo de nuevo. Nos perderemos de vista, sin obligarnos esta vez.
Voy a mirar atrás, por si por un segundo te descuidas y tu mirada me busca y tus ojos se ruborizan.
Llegaré a casa y mis ojos buscarán ese «En línea» y mis dedos no escribirán, aunque se mueran de ganas.
Sucedió
Sucedió como suceden las mejores cosas. De una forma inesperada. O como diría yo, «casi sin querer».
Y no todo el mundo lo entiende, se puede decir que se han acostumbrado a vivir siendo juzgados. Sintiendo que un beso en la calle es centro de todas las miradas.
Que sí, uno sabe poco de la vida y el otro se aprovecha. Sí, que cuando uno crezca se cansará de eso. ¿No puedes ser amor de verdad en vez de manipular?
Y puede pasar que al final el número no es más que una cifra. Que con veinte años te puedes enamorar seriamente y con treinta y seis, como un adolescente.
Y podrás intentar pararlo, o frenar, pero aún así el corazón no entiende de edades. Solo de sentir, vivir, sonreír.
Y nadie puede venir a juzgar lo que uno puede sentir. Solo tú por dentro conoces la intensidad.
Y quizá no lo veas así..., hasta que te pase.
Arreglar el mundo
Dame un ratito con mis amigos. En los que vengan unas cervecitas bien fresquitas y unas patatas onduladas. Que entonces las risas vendrán solas junto con nuestro estúpido intento de solucionar todos los problemas del mundo en cinco minutos desde una terraza.
Que nunca funciona, pero lo pasamos tan bien que merece la pena pedir otra ronda. Por seguir probando. Si puede ser con tapita. Por si ya volvemos cenados a casa. Que, si suena una canción, le seguimos el ritmo con la mirada.
Por tanto abrazos, cotilleos y ataques de risa.
Por nuestra manera de arreglar nuestro mundo, por olvidarnos de los problemas por un rato. Que nunca falten.
Historia eterna
Es curiosa esta sensación que tenemos los dos.
Nunca ha pasado nada entre nosotros y nunca va a pasar. Pero siempre nos recordamos. Siempre estamos ahí. Como si hubiera pasado todo. Cuando no ha pasado nada.
Es difícil de explicar, pero suena eterno.
Nos asusta. Nos acojona. Nos hace sentir vulnerables. Pero ni de coña queremos pararlo.
¿Duermes o piensas en cosas en las que ya no deberías pensar?
El tonteo previo. Que no sabes qué pasa pero que mola. Ese que te hace sentir como un niño soplando las velas en sus primeros cumpleaños.
No te voy a decir que todo irá bien porque seguramente sea mentira. Pero ahí estaré para abrazarte cuando toque los días malos
Esa persona que conoces y te inspira más confianza en diez minutos que la mayoría de la gente en toda la vida.
De repente suena una canción que te transporta diez años atrás en un suspiro. Como si fuera magia. Sonando como el primer día.
Miras al techo y te das cuenta de que llevas hablando con un desconocido durante horas y días. Es raro pero sonríes. Y piensas en que no todo puede ser tan malo.
Ese concierto que terminó siendo mucho más que un concierto. Momentos y sonrisas al recordarlo.
Un minuto en el mundo, donde cada persona envíe ese mensaje que nunca se atrevió a mandar.
A pesar de que la edición es preciosa y está teniendo muy buenas opiniones este libro a mí no me atrae más allá de esa bonita edición.
ResponderEliminarBesos
Me encanta esa mezcla de ilustración a color con poesía, queda precioso.
ResponderEliminarYo de Defreds he leído algunas cosas en redes, pero ningún libro y la verdad es que no me importaría. Creo que tiene textos más sencillos, pero con otros conecto, que al final de eso se trata en la poesía.
Besitos
Hola. Pues me encanta, y da la casualidad que me lo va a prestar un familiar. Ay, qué ganas tengo ya de saborearlo.
ResponderEliminarBesos.
Hola!! Somos nuevas seguidoras :)
ResponderEliminarLa verdad es que no solemos leer poesía, pero hemos visto este libro tanto por redes con tan buenas críticas, que nos ha llamado mucho la atención y ya está en nuestras estanterías esperando su turno para que lo leamos jejeje
Gracias por la reseña, nos leemos :)
¡Hola!
ResponderEliminarMe encanta. No me he leído este libro en concreto, pero suelo disfrutar de todo lo que escribe. Encima la edición de esta obra es preciosa.
Gracias por la reseña :)
Besos desde A través de un libro
¡Hola! Yo he leído a ambos, de hecho Naranjalidad tiene un libro por si te interesa (Trópicos) donde escribe los textos y por supuesto, está ilustrado por ella. Y aunque Defreds me gusta reconozco que ha habido momentos en los que he terminado saturada porque parece que siempre tenga un libro nuevo que sacar, tiene frases buenas y otras que vuelven "a lo mismo" así que como dices tú he intentado rebajar mis expectativas y disfrutarlo con una mirada más limpia. Éste aún no lo he leído pero vamos, teniendo semejante combinación de talentos está claro que no lo puedo dejar escapar.
ResponderEliminarUn besazo!
¡Holaaaa!
ResponderEliminarGUAU. EL LIBRO ES UNA AUTÉNTICA PASADA. Las ilustraciones son preciosas, de verdad. Eso sí, la verdad es que leyendo algunos de los fragmentos que has puesto, no me parecen malos pero no me transmiten demasiado, la verdad, creo que lo dejaré pasar.
¡besos!
¡Hola Sandra!
ResponderEliminarPor fin estoy por aquí :)
He de confesar que no he leído nada de Defreds. Me suena, y mucho, porque no paro de ver sus textos, entradas hablando sobre sus libros, pero jamás me ha dado por pararme a leer algo suyo. Supongo que será porque he leído algo del estilo y al principio me ocurría como a ti. No paraba de marcar un texto y otro y otro más, poniendo post-it prácticamente en todas las páginas, buscando la melodía en cada escrito,... Y claro, cuando ya has tocado y experimentado parece que todo lo demás no llega a la altura. Lo que ocurre es que no nos damos cuenta de que no hay que llegar a ninguna altura, sino disfrutar de ellos sin más. Me gusta mucho la fusión entre texto e ilustración. Supongo que Beatriz Ramo se ha inspirado en lo que iba escribiendo el autor para dar rienda suelta a su imaginación y creo, por lo que nos has compartido aquí, que lo ha hecho de una grata manera. No la conocía al igual que tú, pero la seguiré de cerca por si acaso.
Espero que, si sigue publicando, sigas disfrutando de sus palabras y que saques de ellas datos importantes como con el texto Sucedió del que extraigo Que con veinte años te puedes enamorar seriamente y con treinta y seis, como un adolescente., me ha encantado sin más la manera que ha tenido de decir el amor no tiene edad, pero la forma en la que te enamores menos.
¡Un besazo guapísima!
Etérea
Hola bonita!
ResponderEliminarLa edición es una maravilla, y sinceramente, no sabía que iba a ser así por dentro de bonito, invita a leerlo la verdad.
Hace tiempo que me enamoré de Defreds, cuando sacó su primer libro, pero a mi parecer ha ido bajando el nivel bastante.
Sin embargo, creo que le daré una oportunidad a esta nueva obra, me has convencido con tu opinión, me ha encantado.
Un besito y gracias