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La chica de la mesa cuatro de Elvira Rodríguez

La chica de la mesa cuatro de Elvira Rodríguez
Después de unas semanas desaparecida, vuelvo por estos lares para hablaros de La chica de la mesa cuatro de Elvira Rodríguez. Hace años que sigo a su autora en Compartiendo macarrones y no pude evitar hacerme con su libro en cuanto me enteré de su publicación (gracias editorial Círculo Rojo por el ejemplar).

Resumen

A lo largo de los treinta y ocho capítulos que forman este libro, vas a revivir experiencias que algún día viviste y a reconocer a personas que algún día conociste. Este libro es un viaje en el tiempo a esas pequeñas grandes decisiones que han marcado tu vida: olvidar, perdonar, odiar o amar. Habla de cambios, del paso del tiempo, de todo lo que hemos aprendido a base de experiencias. Te hará reflexionar acerca de tus valores y de tus prejuicios. 

Desde el momento en el que te adentres en sus páginas, te darás cuenta de que todos, en al algún momento, sentimos y vivimos lo mismo. Que nunca estamos tan solos o incomprendidos como creemos. Que, como dice Irene Cid en su epílogo, la chica de la mesa cuatro, en realidad, se podría sentar en cualquier mesa. 

Cuando quieras, puedes tomar asiento.

Crítica

No recuerdo la primera vez que leí un texto de Elvira. Sé que llegué a ella gracias a algún post de Compartiendo macarrones, quizás alguno sobre lo que significaba vivir en el extranjero y lejos de la gente que quieres. No recuerdo por qué empecé a seguirlo porque, de hecho, yo nunca he vivido esa experiencia pero la forma que tenía de expresarse me gustó. Y de ahí a seguirla habitualmente hablando de amistad, de familia, de amor, de oportunidades pérdidas, de momentos ganados, de mujeres, de la suerte que es tener un pueblo... Mil y un temas sobre los que reflexionar en los que te das cuenta de que refleja tu opinión sobre muchos aspectos de la vida. Os recomiendo encarecidamente echarle un ojo a su blog o a su Instagram donde también cuelga textos y reflexiones interesantes.

Centrándonos ya en el libro, está formado por treinta y ocho capítulos en los que se alternan relatos y algunos de sus post más destacados. Con una introducción y un epílogo de Irene Cid (también tenéis que seguirla) poco a poco va tejiendo una historia conjunta. 

Una historia conjunta en la que trata temas de actualidad para cualquier persona en torno a los 25-30 años. Diría que está más enfocado a una mujer veinteañera con muchas historias y experiencias que contar, ya sean propias o las que ha visto en sus amigas. Supongo que cualquier hombre o mujer de otro rango de edad puede disfrutarlo y ponerse en la piel de la autora pero yo me he reconocido en cada relato. 

Entre historias originales y reflexiones de las que ya hemos podido disfrutar en el blog, nos encontramos con el relato de quién siente que no sabe qué camino seguir en la vida, dependencia de las redes sociales, momentos de tensión y ansiedad, historias pasadas que vuelven, amores no superados, la necesidad de viajar para conocerse a uno mismo y los beneficios que puede aportar, noches de celos y de enamoramientos, cuando la amistad o el amor no se mide en kilómetros, momentos de pueblo que recordaremos siempre, situaciones de desigualdad y machismo que tenemos que sufrir a diario, lo que significa tener una hermana al lado que te apoye.

No quiero desvelar mucho para que lo descubráis vosotros mismos. ¿Enseñanzas? Muchas y muy buenas. Comparto con la autora la filosofía de vida de disfrutar de los momentos, de la gente, de los recuerdos... que al final es lo único que queda. Para mí este libro ha significado encontrarme como en casa, muchas de las reflexiones podría escucharla en mi propia voz o en la de cualquier de mis amigas o la de la gente que me rodea.Os dejo unas cuantas citas (lo sé, me he pasado en la selección pero os juro que el libro entero es para copiarlo, anotarlo y subrayarlo) 

Calificación

Citas

La vida son instantes. Hay oportunidades que solo se presentan en un momento concreto, como el tren que solo pasa una vez por la estación. Muchas veces las cosas no salen como queremos, pero no por ello nos tenemos que rendir. Hay que aprovechar cada momento
Vive la vida al máximo. Enamórate cada día, de todo, de tu trabajo, de tus amigos, de tu casa y de tu pareja. Si te hacen daño no te preocupes, el tiempo todo lo cura.
Hay tanto ruido a nuestro alrededor, tantas cosas que hacer, tantas prisas, tantos consejos, tantas restricciones, que a veces olvidamos que lo único que necesitamos es un poco de silencio. Es la única forma de escuchar nuestros pensamientos.
Aquella mañana aprendí a quererme más, a quererme bien. Aprendí que no hay que dedicarle tiempo a quien no quiere invertir el suyo en ti. Que hay que saber diferenciar entre querer y necesitar. Que, cada obstáculo que superas, es la oportunidad de un nuevo comienzo, de una mejor versión de ti misma.
A quien nos dejó marchar le doy las gracias por habernos construido.
Siempre habrá personas a las que no les guste algo de ti, ¿pero qué más da? La que tiene que ser feliz con cómo eres, lo que haces o cómo vistes eres tú
Somos estupendos y no necesitamos que nadie le dé "me gusta" a nuestras publicaciones para subirnos la moral. Viajad, cocinad, salid con los amigos, id al gimnasio, pero hacerdlo por vosotros y disfrutar de cada momento. Disfrutad del momento, aunque no tengáis batería en el móvil para compartirlo con el mundo. Y si la tenéis, compartidlo, porque tampoco es nada malo.
Nadie tiene una vida perfecta, independientemente de sus sonrisas en las fotos de Instagram
A veces era tan sencillo como dejar el orgullo a un lado, perdonar, aunque no necesariamente olvidar, y quedarse con lo bueno
Una día, hace tiempo, me enseñé que hay personas a las que jamás podré olvidar. Que hay recuerdos que jamás podré borrar. Que hay errores que no se pueden enmendar.
Viaja, vive, disfruta y no olvides. Cada viaje te enseña algo nuevo. Cada vez que regresas al punto de partida eres una persona diferente. Crece. No te conformes, pregunta, observa. Conoce. Sumérgete en lo desconocido. Nunca has estado tan cómoda tan lejos de tu zona de confort. Deja que viajar te cambie la vida
La vida está hecha de recuerdos, hija. Las cosas materiales desaparecerán, las personas llegarán y se irán, pero los recuerdos permanecerán. Así que hazme caso y colecciona unos muy buenos.
[Me quedo] con todas esas personas a las que un día admiramos, apreciamos y ahora nos encontramos y giramos la cabeza. A las que no conocemos y no tendremos el placer de conocer, y probablemente nos caerían genial. A las personas que amamos y nunca lo supieron y a las que nos quisieron a nosotros y nunca nos lo dijeron. Sí, con esas también porque la vida es un sinsentido, es ese baile frenético en el que vamos cambiando de pareja hasta que se nos gasten las suelas de los zapatos. ¿Quieres bailar conmigo? 
Estábamos todos. Podría echar la vista atrás, un año, dos, diez, y vernos al mismo lugar, a la misma hora y con las mismas ganas. El pueblo nos había vuelto a reunir un año más, para disfrutar de sus fiestas a pie de calle. Para volvernos salvajes con la mezcla de emociones que provocan los reencuentros y la desvergüenza que sólo se consigue tras muchos de confianza. Mejorar cualquier droga. Llevábamos horas bailando, bebiendo, saltando, gritando. Miré el reloj, eran las cinco de la mañana. Todos teníamos el mismo aspecto, como si volviéramos de una guerra ganada. 
Crecimos por sus calles donde, año tras año, huíamos de la ciudad para encontrarnos con la mejor versión de nosotros mismos, más libres, más ávidos de aventuras, más nuestros.
Y, una madrugada a comienzos de agosto, camino por sus calles. Huele a años 2000, a sonrisas a medias y canciones cantadas a grito pelado. Huele a amaneceres desenterrados entre el polvo de los recuerdos. Huele a abrazos sinceros, a amistades más fuertes que el acero. De fondo, puedo escuchar esa canción que año tras año me hace perder la vista en la carretera, de vuelta a la ciudad. 
Tienes que intentar quitarle importancia [...]. Ya sé lo importante que es para ti, y no digo que para nosotros no lo sea. Pero tienes que confiar en tus posibilidades, llevas meses preparándose para ello y eres buena. Lo sabes. [...] Ahora lo que tienes que hacer es centrarte en tu objetivo. Si es suficiente o no es problema de tu "yo futuro". Confía en tus posibilidades.
Brindamos por trabajos en los que no nos supieron valorar,  por las personas que no nos trataron como merecíamos.  Brindamos por todos los planes que hicimos años atrás y que nunca hemos llegado hacer, y por todos los que hemos improvisado. Y brindamos por la buena suerte, que te acaba persiguiendo cuando quieres algo de verdad, para que se cumpla.
Amiga, cómo hemos crecido. Y no quisiera yo salpicar estas palabras de melancolía. Porque estas letras son para ti, para esa amiga que por mucho que pase el tiempo, siempre está y estará ahí. Por esa amiga con la que puedes contar, no importan los kilómetros, con la que te puedes reír o llorar, aunque haga meses que no la ves. Porque contigo puedo prometer que hay amistades que son para siempre
Y eso es amor. El amor no son regalos, no son "te quiero" perjurados, ni son promesas en el aire. El amor es que te sequen el pelo. Es que te hagan sopa. Es todo los pequeños detalles que hacen de tu vida más feliz, más fácil, más completa. Para hablar del amor no hace falta contar grandes historias con complejos desenlaces. No hace falta que sean amores imposibles, muchos pretendientes, mujeres en apuros, ni hombres caballerosos. Basta con contar una escena cualquiera, de una pareja cualquiera, un día cualquiera para encontrar la magia de los pequeños detalles
He aprendido que, si me dieran la oportunidad de volverte a conocer, volvería a cometer los mismos errores para tener hoy los mismos recuerdos de ti. Que todo lo que he sufrido me ha hecho madurar hasta quien soy hoy. He aprendido a no cuestionar el poder del tiempo, que cicatriza todas las heridas que creía incurables, aunque a veces el proceso sea más lento de lo que me gustaría. 
A veces pienso que el tiempo ya no pasa igual para mí. Que me pongo hablar de la universidad, de la última vez que vi a fulanito, de la última vez que vi aquella película o leí aquel libro y, cuando me pongo a pensar, me doy cuenta que fue hace años y yo hubiera jurado que había sido ayer. Que hay momentos y personas que recuerdo con detalle e intensidad y, sin embargo, si pienso lo que hice ayer casi ni me acuerdo. La memoria, con el tiempo, se vuelve selectiva. Y menos mal.
Qué alegría más tonta. Parecía tan complicado. Tanto tiempo buscándola. Tanto tiempo descartando momentos. Tanta energía malgastada en los problemas insignificantes del día a día. Y resulta que estaba ahí, delante de mis ojos. En los pequeños momentos. En ello reside la felicidad. Así que no la busques y simplemente disfrútalos. Vive. Ama. Arriésgate. La vida es tuya. Ve a por ella
A veces tan iguales y otras tantas tan diferentes. Dicen que quien tiene una hermana tiene un tesoro. Digamos, que es mucho más que eso, es un mapa, y que cada momento con ella es un pequeño tesoro que vas encontrando y guardando. Y que, un día, muchos años después, te das cuenta que todo ese tiempo juntas es la fortuna de tu vida. Ella es tu pilar, en los malos momentos y en los buenos. Porque las grandes noticias también hay que compartirlas, y sobre todo, celebrarlas. En eso sois más que expertas. Ella es tu compañera de juegos y hazañas, será quien te guiñe un ojo jugando al mus y quien se ría ante tu chiste malo. Es quien respalda tus malas decisiones. Porque sí, porque sólo sois dos chiquillas jugando a equivocarse.
Todas y cada una de nosotras nos merecemos volver a casa tranquilas. Que no hay excusa que valga, que no hay provocaciones, lo único de lo que tenemos que hablar es de respeto. La verdadera valentía está en afrontarlo, en hablar de este tema incómodo, en enseñar al mundo que hay muchas formas de pasarlo mal. Está en comportarnos como debemos, y en no olvidar que ella podría ser tu hermana, tu madre, tu amiga, y se merece todo el respeto. Muchos lo entienden, ¿lo entiendes tú?

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