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El latido de la tierra de Luz Gabás

 El latido de la tierra de Luz Gabás
 El latido de la tierra de Luz Gabás
Hace ya muchos años llegó a mis manos por primera vez un libro de Luz Gabás. Fue, probablemente, su éxito más conocido Palmeras en la nieve. Sinceramente, por su temática, no entraría en el tipo de libros que me gustaban pero me enganchó completamente esa historia de amor que mezclaba un pueblo aragonés y la exótica Guinea Ecuatorial (nota al pie: no veáis la película sin haber leído antes el libro, es una trampa y no se parecen en nada). Pese a ello, hasta el momento, no había vuelto a leer nada de su autora, quizá por desconocimiento, porque no me llamaban especialmente la atención sus sinopsis. Sin embargo, llegó a mis manos El latido de la tierra y fue imposible negarme a una sinopsis que mezcla intriga, amor y despoblación.

Resumen

Alira, heredera de la mansión y las tierras que su familia conserva desde hace generaciones, se debate entre mantenerse fiel a sus orígenes o adaptarse a los nuevos tiempos. Cuando cree encontrar la respuesta a sus dudas, una misteriosa desaparición perturba la aparente calma que reinaba en la casa, la única habitada en un pequeño pueblo abandonado. Un guiño del destino la obligará a enfrentarse a su pasado y a cuestionarse cuanto para ella había sido inmutable. A partir de ese momento comenzará a sentir algo para lo que nunca pensó estar preparada: el amor.

Luz Gabás construye de manera magistral una bella historia de pasión, lealtad, intriga y sentimientos encontrados.

Crítica

Alira ha soportado el peso de la responsabilidad toda su vida. Desde hace la muerte de su padre, es la heredera de la mansión Elegía y ejerce con empeño y ganas en la gestión de las tierras y el mantenimiento de la casa, lo cual no es tarea fácil. La mansión Elegía es la única que continúa viva en el pueblo de Aquilare ya que, en los años 60, el resto de propietarios aceptaron la oferta de expropiación convirtiéndose así en un  pueblo abandonado. Ahora, cuando empieza a sufrir problemas económicos, acepta la idea de alquilar las habitaciones vacías a sus amigos. Así, conseguirá liquidez para arreglar los problemas de la mansión y no se sentirá tan sola, a pesar de la continua presencia de su madre y su hermano huraño. Sin embargo, la situación se complica hasta que la Guardia Civil tiene que intervenir para resolver un misterioso asesinato.

A partir de este momento, comienza una historia de intriga, tratar de resolver quién es el muerto, quién es el asesino y por qué ha sucedido. El lector, a través del narrador en dos tiempos, uno en presente con los interrogatorios de la Policía y otro con los sucesos que ocurrieron antes de la aparición del cuerpo, se mantendrá enganchado hasta desentrañar poco a poco el misterio.

Lo que más llama la atención esta novela es la mezcla de estilos que la autora maneja a su antojo. Lo que yo esperaba que fuera una novela con tintes románticos, se convierte en una novela de intriga en que no paras de preguntarte de quién será ese cuerpo porque no faltan candidatos. Aunque el amor está presente, encontramos también otro tipo de sentimientos como venganza, celos, desconfianza e inseguridad. Con mucha carga del pasado, Alira y sus amigos lucharán por defender esa amistad aunque todos tendrán un lado oscuro que tratarán de ocultar. Quizá, en el transcurso de la trama, me parecen más creíbles estos sentimientos "negativos" que las historias de amor que nos encontramos pero puede que sea sólo una sensación mía, que peco de desconfiada. 

Uno de los aspectos que más me ha gustado del libro es el toque de atención sobre la despoblación rural. Miles de pueblos de toda España están vaciándose a pasos agigantados, un movimiento que comenzó a mitad del siglo XX con el éxodo rural hacia las ciudades en busca de trabajo o, como en el caso de Aquilare, por la negociación colectiva con el Estado con una expropiación de por medio. En la actualidad, los pocos habitantes que quedan luchan por mantenerse allí pese a la inexistente ayuda institucional y los escasos servicios que llegan. Si conocéis a alguien en esta situación, preguntadle por la conexión de teléfono/Internet, el acceso a la atención sanitaria o sus dificultades para hacer la compra semanal (aunque en algunos aspectos las nuevas tecnologías, cuando llegan, pueden ayudar mucho). Como ocurre en el imaginario Aquilare, hay pueblos completamente deshabitados pero existen agrupaciones que están intentando deshabilitar aunque no siempre lo tienen fácil.

Por decir algo negativo, debo añadir que me ha costado un poco empatizar con los personajes. Si bien el representativo es Alira, una mujer serena, trabajadora pero insegura, no siempre he entendido sus decisiones y sus sentimientos. Tanto en ella como en el resto, se puede observar una clara evolución lo que demuestra el trabajo que hay detrás de cada uno de ellos por parte de la autora. 

En El latido de la tierra encontramos novela de suspense con tintes románticos con el drama de la despoblación rural de fondo. Lento a ratos, intenso en otros pero dejando un buen sabor de boca y haciendo reflexionar el lector sobre el sentido de la vida, la amistad y nuestros principios.


Calificación

Citas

A Alira le seguía proporcionando la sensación de que la vida no avanzaba con la rapidez que aparentaba, de que los años trasncurrían más o menos siempre igual, sin grandes cambios, y eso la agradaba y la disgustaba a partes iguales, por contradictorio que resultara.
Alira apreció cierta belleza sobrecogedora en tanta decrepitud. A medida que descendían por la calle principal, cuidándose de no tropezar con las piedras ocultas por la maleza, fue sintiendo una extraña atracción por ese entorno grotesco. «¿Cómo puede la muerte proporcionar esta inexplicable impresión de paz?»m se preguntó. Percibió una extraña sensación de compañía en tanta ausencia de vida. Tal vez porque conocía esas piedras desde la infancia y nunca la habían incomodado. Su pensamiento hacia ellas había sido el mismo durante décadas: se pertenecían mutuamente; se aceptaban como eran. Sin recriminaciones, sin sentimientos de culpabilidad, sin grandes esperanzas, sin grandes decepciones. Una amistad en estado puro. Inquebrantable. Si ella hubiera sido una de esas piedras, se habría alegrado de verla.
La verdadera libertad solo existe en los sueños.
No comprendo que se idealice tanto la vida rural. Es más dura de lo que parece. Poca tierra y algunos animales no dan para vivir. 
—¿Miedo?—le preguntó—. ¿A qué?
—A la sociedad que hemos construido. Es siniestra. Si te fijas, las imágenes en las noticias muestran todos los días un mundo militarizado, con tanques policiales, uniformes militares, chalecos antibalas y ametralladoras. Aunque sea para un partido de fútbol. La sensación de inseguridad se percibe por todas partes por culpa de la amenaza de ataques terroristas. Las imágenes de los pobres inmigrantes son terribles y no parece haber solución. La inseguridad, incertidumbre, produce angustia y miedo.
Aquellos tiempos se perdieron para siempre. Me costaba comprender que quisieran recuperarlos. Como si se pudiera... Cultivar un huerto, hacer leña y criar cuatro gallinas no te convierte en uno de nosotros. Aquilare murió cuando los otros lo abandonaron. Pueden ocupar las piedras, pero no el espíritu.
A Alira la habían educado en el esfuerzo. Estaba segura de que, con ganas de trabajar y voluntad, jamás le hubiera faltado trabajo. Que la actual situación económica de la casa no fuera la mejor no tenía nada que ver con ella, sino con las extraordinarias circunstancias de un patrimonio singular en un sistema que se había cargado la agricultura y ganadería, que había impulsado a las gentes del campo a convertirse en obreros de ciudad y que solo se acordaba de los que quedaban para cobrar los correspondientes impuestos, a su juicio excesivos. Con súbita sorpresa, se percató de que estaba culpabilizando al sistema de sus problemas. Al final resultaría que tendría algo en común con aquellos a quienes criticaba.
A lo largo de su vida, Alira se había preguntado muchas veces si esa vida habría sido mejor o peor para ellos. Si habrían conseguido liberarse del peso del pasado. Si recordarían en sus nuevos hogares, con nostalgia, momentos tan especiales para ella como los paseos por el bosque cercano en otoño cogiendo setas y frutos secos; o la fabricación del vino recio y el aceite espeso; o la imagen de los jamones colgados en las despensas orientadas al norte; o las risas de los niños por los campos cubiertos de flores multicolores en primavera; o los baños en el río y las fiestas en verano, o las conversaciones junto al fuego dle hogar en las veladas del invierno.
Creo que el pasado debe servir para aprender, no para revivirlo.
Podían parecer tan diferentes a simple vista como la noche y el día. Pero la noche y el día están unidos por los lazos del amanecer y del anochecer, esos momentos breves y borrosos en los que la visión del mundo cambia por completo. Esos minutos dan sentido a la existencia, por sorprendentes y poderosos. El resto del tiempo todo está claro u oscuro
A veces la pasión supera en fuerzas a la razón; y el placer que produce deja sin argumentos a la estabilidad de la sensatez.
Escucha el silencio. Parece que no se oye nada, pero se oye todo. Te obliga a escucharte a ti mismo. Oyes tu interior. Por eso es tan inquietante.
Comenzaba a reconocer que el pasado a veces solo regresa para confundir, cuando debería quedarse quieto y no interferir en el presente.
Cuanta más vida vivida, mayor es la decepción acumulada sobre la naturaleza humana.

Comentarios

  1. He leído varios títulos de Gabás, pero a este le estoy cogiendo bastante manía. Cada vez soporto menos los booms literarios.

    Besos.

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  2. Yo también leí hace años "Palmeras en la nieve" y me gustó mucho ese exotismo que desprendía...eso sí, vaya bajón ver a Mario Casas como el protagonista jajaja

    Esta nueva historia también me apetece...y mira la temática de los pueblos me suena, creo que a ti también jajaja Anotado lo dejo para cuando encuentre hueco ;)

    Besote

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  3. Holaa! Pues este libro no me acaba de llamar pero tú reseña me ha resultado atractiva, sobre todo por el tema despoblación (me toca de cerca). Veremos si me animo porque llevo un año poco lector. Un abrazo

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