Esta reseña empezó con este tuit de @carmenensutinta:
«Nada», de Carmen Laforet, será una serie de televisión https://t.co/DncMSyAaeM a través de @ABC_Cultura— Carmen en su tinta (@carmenensutinta) 19 de diciembre de 2019
La noticia de que Nada, la primera novela de Carmen Laforet y primer Premio Nadal en 1944, se iba a convertir en una serie dirigida por Paula Ortiz me dejó en shock. Nada, aquella novela que leí cuando estaba en el instituto y me gustó tanto. Pero, ¿qué recordaba yo de aquella novela aparte de los que me enganchó y me impactó? Sinceramente, bastante poco así que me empecé a plantear la idea de releerlo con la excusa de la serie. Y ya no pude negarme cuando @bajolapieldeunlector sugirió una lectura conjunta con @eterilina22 y @cuervodealasrotas. ¿Cómo habría pasado el tiempo por Andrea y Ena?
Resumen editorial
Nada de Carmen Laforet |
Andrea llega a Barcelona para estudiar Letras. Sus ilusiones chocan, inmediatamente, con el ambiente de tensión y emociones violentas que reina en casa de su abuela. Andrea relata el contraste entre este sórdido microcosmos familiar —poblado de seres extraños y apasionantes— y la frágil cordialidad de sus relaciones universitarias, centradas en la bella y luminosa Ena. Finalmente los dos mundos se encuentran y chocan con violencia.
Nada es una novela que ha dejado una huella imborrable en la novela española contemporánea. Cuando el libro acaba, el lector tiene la seguridad de poder encontrar, al volver la esquina, a una muchacha pálida y triste, con toda la fuerza de su juventud condensada en el mirar. Es Andrea, absorta, queriendo algo, sin saber qué. Como el resto de los protagonistas, ha nacido a la vida real por un prodigio de la creación artística.
Crítica
Andrea es una joven que llega a Barcelona para iniciar sus estudios universitarios y descubrir la gran ciudad. Con los ojos cargados de ilusión y disfrutando de cada detalle, se fija en las luces, la gente y las farolas que iluminan la ciudad condal de noche.
Por dificultades en el último momento para adquirir billetes, llegué a Barcelona a medianoche, en un tren distinto del que había anunciado y no me esperaba nadie. Era la primera vez que viajaba sola, pero no estaba asustada; por el contrario, me parecía una aventura agradable y excitante aquella profunda libertad en la noche. La sangre, después del viaje largo y cansado, me empezaba a circular en las piernas entumecidas y con una sonrisa de asombro miraba la gran estación de Francia y los grupos que se formaban entre las personas que estaban aguardando el expreso y los que llegábamos con tres horas de retraso.El olor especial, el gran rumor de la gente, las luces siempre tristes, tenían para mí un gran encanto, ya que envolvía todas mis impresiones en la maravilla de haber llegado por fin a una ciudad grande, adorada en mis ensueños por desconocida. Empecé a seguir —una gota entre la corriente— el rumbo de la masa humana que, cargada de maletas, se volcaba en la salida. Mi equipaje era un maletón muy pesado —porque estaba casi lleno de libros— y lo llevaba yo misma con toda la fuerza de mi juventud y de mi ansiosa expectación.Un aire marino, pesado y fresco, entró en mis pulmones con la primera sensación confusa de la ciudad: una masa de casas dormidas; de establecimientos cerrados; de faroles como centinelas borrachos de soledad. Una respiración grande, dificultosa, venía con el cuchicheo de la madrugada. Muy cerca, a mi espalda, enfrente de las callejuelas misteriosas que conducen al Borne, sobre mi corazón excitado, estaba el mar.
Todo parece nuevo para ella. El cambio de vida de su pueblo a la luminosa Barcelona a estudiar Filología hace que se sienta más adulta, más mujer, más libre. Pero su felicidad se truncará al pisar el piso de la calle Aribau. Durante su estancia en la ciudad, tiene previsto alojarse en casa de sus tíos pero, al llegar allí descubre que la realidad es muy diferente a lo que esperaba. Se topa con un piso oscuro y destartalado y con unos personajes extraños que la miran con ojos de dementes. Una abuela que no la reconoce, una tía Angustias reina del control y el orden, sus tíos Román y Juan que aprovechan cada ocasión para discutir y lanzarse reproches y Gloria, la mujer de este último, una joven vanidosa y habladora que es el blanco de las críticas de todos. Para Andrea, adentrarse en los problemas y las eternas discusiones de la casa la va consumiendo poco a poco en la tristeza y ha perdido todo el interés y entusiasmo inicial. Pero descubrirá que hay otro mundo más allá de la calle Aribau gracias a sus compañeros de la universidad y, en especial, a Ena. Dos mundos, familia y universidad, que mantendrán a Andrea en un continuo vaivén.
No quiero contar nada más (demasiado he contado ya) para que podáis descubrirlo vosotros mismos. Con una prosa en primera persona en la que predominan las descripciones y los pensamientos por delante de los diálogos, la escritora nos envuelve en la atmósfera de Andrea, en su sufrimiento y posterior indiferencia con las discusiones en casa, su conexión con Ena que se convierte en su punto de unión con el mundo exterior de la calle Aribau.
A esa búsqueda de su propia personalidad, habría que añadir el control y la inestabilidad psicológica de su familia y la extrañeza de sentirse por primera vez independiente. Andrea vivirá situaciones inesperadas que forjará su carácter consiguiendo que su modo de ver el mundo cambie por completo.
Por último, me falta hablaros de uno aspectos que siempre me encantó de este libro desde que lo leí por primera vez: los paseos literarios por Barcelona. Los que me conocéis ya sabéis de mi debilidad por la ciudad y es muy difícil resistirme a un libro ambientado allí. Esa primera página con la llegada a la Estación de Francia se recrea en mi mente como si fuera yo misma la que llegara a esa estación con sus hierros y sus cristaleras. Y tampoco voy a negar que en alguna de mis visitas a la ciudad he paseado por la calle Aribau tratando de imaginar cuál podría ser el piso de Andrea. Además de estos dos lugares, destacan otros lugares emblemáticos como la plaza de la Universidad, la plaza de Urquinaona, Vía Layetana, el Borne o las callejuelas del Barrio chino.
Un libro maravilloso que me ha vuelto a revolver por dentro como lo hizo la primera vez, he sufrido con los gritos y las discusiones de la calle Aribau y me ha trasladado a los paseos por la Rambla con un cono de almendras. No suelo releer libros pero me ha sentado genial recordar la historia de Andrea para prepararme para la futura serie y para volver a darme cuenta lo maravillosa escritora que era Carmen Laforet. Espero no tardar demasiado en reencontrarme con sus letras próximamente, en mi estantería espera su turno otro libro suyo menos conocido, La mujer nueva. ¿Alguno lo ha leído y me da su opinión?
Nada de Carmen Laforet es y será siempre uno de los libros que más me marcaron en mi adolescencia y por el que no han pasado los años. Sigue transmitiendo a la perfección la inseguridad de Andrea en sus primeros pasos hacia la vida adulta rodeada de secretos familiares y la libertad que le transmite Ena.
Citas
Los secretos se deben guardar y nunca se deben decir para enemistar a los hombres
Cuando se es pobre y se tiene que vivir a costa de la caridad de los parientes, es necesario cuidar más las prendas personales. Tienes que andar menos y pisar con más cuidado...
Sólo aquellos seres de mi misma generación y de mis mismos gustos podían desplazarme y ahorrarme contra el mundo un poco fantasmal de las personas maduras. Y verdaderamente, creo que yo en aquel tiempo necesitaba este apoyo
El interés y la estimación que inspire una persona son cosas que no siempre van unidas
No necesitarás nada cuando las cosas de la casa te agarren los sentidos
Todavía estaba el cielo de Barcelona cargado de humedades del mar y de estrellas
Es difícil entenderse con las gentes de otra generación, aún cuando no quieran imponernos su modo de ver las cosas. Y en estos casos en que quieren hacernos ver con sus ojos, para que resulte medianamente bien el experimento, se necesita gran tacto y sensibilidad en los mayores y admiración los jóvenes.
Me oyes como quien oye llover, ya lo veo... ¡infeliz! ¡Ya te golpeará la vida, ya te triturará, ya te aplastará! Entonces me recordarás... ¡Oh! ¡Hubiera querido matarte cuando pequeña antes de dejarte crecer así!... Y no me mires con ese asombro. Ya sé que hasta ahora no has hecho nada malo. Pero lo harás en cuanto yo me vaya... ¡Lo harás! ¡Lo harás! Tú no dominarás tu cuerpo y alma. Tú no, tú no... Tú no podrás dominarlos
Nos recuerda a todos que no somos seres maduros, reondos, parados como ella; sino aguas ciegas que vamos golpeando, como podemos la tierra para salir a algo inesperado.
¿De qué clase de ideas están compuestos sus pensamientos? ¿que sienten ellos al enamorarse de mí? La verdad es que razonándolo resulta un poco un poco aburrido porque ellos tienen sus hazañas infantiles como siempre las mismas. Sin embargo, para mí es una delicia tenerles entre mis manos, enredar les con sus propias madejas y jugar como los gatos con los ratones
Se aguantan mucho mejor las contrariedades grandes que las pequeñas nimiedades de cada día
La inconsciencia absoluta, la descuidada felicidad de aquel ambiente me acariciaban el espíritu
Yo no busco las personas ni la bondad de la buena educación siquiera... aunque creo que esto último es imprescindible para vivir con ellas. Me gustan las gentes que ven la vida con ojos distintos que los demás, que consideran las cosas de otro modo que la mayoría...
Me gusta la gente con ese átomo de locura que hace que la existencia no sea monótona como aunque sean personas desgraciadas y sensible las nubes, como tú
Siempre se mueve uno el mismo círculo de personas por más vueltas que parezca dar
¿Quién puede entender los mil hilos que unen las almas de los hombres y el alcance de sus palabras?
Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente ser descubierta así, mirada de manera que ella misma se sienta irradiante de luz
De nada vale correr si siempre ha de irse por el mismo camino, cerrado, de nuestra personalidad. Unos seres nacen para vivir, otros para trabajar, otros para mirar la vida. Yo tenía un pequeño y ruin papel espectadora. Imposible salirme de él. Imposible liberarme
¿Qué me va usted a decir que yo no sepa, que yo no haya sufrido en mí con la fuerza esta, que parece imposible de suavizar y e calmar, que da un primer amor?
¿No te sucede a ti, cuando te forjas una leyenda sobre un ser determinado y ves que queda bajo tus fantasías y que en realidad, vale aún menos, tú llegas odiarle?
Los secretos más dolorosos y más celosamente guardados son quizás los que todos los de nuestro alrededor conocen
Yo lo leí hace muchos años y también me pareció una novela maravillosa.
ResponderEliminarBesos
Hola! Pues lo tuve en mi mano el otro día, apuntito estuve de comprarlo porque le tengo ganas desde hace tiempo, pero pensé en la pila de pendientes que tenía en casa así como otros que tengo planificado leer y comprar proximamente que... en fin, allí se quedó. Pero sin duda, es una historia que quiero conocer ya que no recuerdo haber leído nada negativo en relación a ella. No sabía lo de la serie, a ver si puedo leerlo antes de que se estrene. Aun así, aunque se estrene antes, intentaré no verla hasta haber leído el libro (que siempre creo que es más prudente hacerlo así para disfrutar de la historia al 100 por cien desde sus páginas). En cuanto a lo que dices de que te alegras de la relectura, yo lo hago mucho (o todo lo que puedo entre la pila de pendientes), eso de releer me es muy agradable, especialmente libros que me gustaron mucho en su momento, aun con el riesgo de que cambie mi visión de los mismos. Un saludo.
ResponderEliminarAysss ya sabía que te quedaba poquito para publicar tu reseña, la esperaba con ansias porque sé que el libro te entusiasmó en su día y lo ha vuelto a hacer de nuevo.
ResponderEliminarYo, siendo sincera, no conseguí conectar con su historia hasta bien entrada la historia. Quizás porque leer de capítulo en capítulo cada dos días no ayuda...pero una vez que tuve más tiempo para su historia empecé a disfrutar y a sufrir con su protagonista. Es que no la pasa nada bueno...pobrecita.
Y Carmen pues escribe que da gusto...una maravilla para lo jovencita que era cuando lo hizo. A ver qué te parece eso otro título suyo, ya nos contarás.
Por cierto...me he vuelto a la Barcelona de la posguerra, con una tetralogía que te encanta!!! Adivinas??? ;)
Besazo, bonita