Valentina o cómo ser feliz sin magdalenas de Pilar G. Cortés

Hace ya muchos meses que no me animaba con una novela chick lit. Para los que no lo sepáis, se consideran novelas chick lit aquellas que novelas de superación protagonizadas por mujeres sobre sus problemas con toques de ironía y humor, con presencia del amor y un final feliz (si quereis más detalles, P. os da las claves en este post). Hace años, pasé una temporada en la que me gustaban mucho pero creo que, como ya dije en la entrada anterior de Albert Espinosa, llegaron a cansarme, me parecían todas similares y llenas de estereotipos por lo que me alejé un tiempo de ellas. Hace un par de años, volví a probar suerte con Cariño, cuánto te odio de Sally Thorne pero, una vez más, me resultó muy repetitivo y previsible. Así que cuando Pilar nos contó en su blog que iba a publicar un libro de chick lit, me puse en alerta porque, por una parte quería leerlo, pero por otra tenía miedo de que no me gustara. Aún así, quería darle una oportunidad así que participé en un concurso en el que me tocó y, desde que lo tuve en mis manos, me alejé de los prejuicios y me animé con ella enseguida.

Resumen

¿Qué harías si un día te despiertas y te das cuenta de que no eres feliz?

Valentina se tiene que enfrentar a este dilema cuando se reencuentra con su primo, y no puede evitar comparar su vida con la de él. Y ve que sale perdiendo. Valentina creía que era feliz, pero se estaba engañando.

¿Qué harías si un día te despiertas y te das cuenta de que no eres feliz?

Valentina, renunciar a sus magdalenas

Crítica 

Valentina es, lo que se podría considerar, una chica normal. Tiene un trabajo como administrativa en una oficina, tiene un piso en Madrid y una amiga que la adora. Sin embargo no es feliz porque su vida uno es un campo de rosas. En el trabajo tiene una compañera que le hace la vida imposible con comentarios ofensivos continuos y le pasa todo su trabajo. Tiene que compartir su piso con una vecina de su pueblo insufrible que está estudiando en Madrid y que se aprovecha de la situación. Su amiga Rebeca hace un tiempo que abandonó la empresa de Valentina y se aventuró a montar una pastelería así que tampoco la puede ver a menudo. Además, se siente gorda, tiene una disfunción social (tomo prestado el término de Mónica Gutiérrez) por lo que no se siente cómoda cuando debe estar con mucha gente y la relación con sus padres no es tan buena como debería, especialmente como su madre. Con todo y con eso, un día se da cuenta de que no es feliz, ¿qué puede hacer para cambiarlo?

La historia de Valentina es la de una chica como tú o como yo, con compañeros de trabajo insoportables, con una madre que tiene frases muy de madre y comparte piso con Berta, que va completamente a su bola. Vive por costumbre, de casa al trabajo y del trabajo a casa pero sin disfrutar ni sentirse bien consigo misma. Un día, por diferentes motivos, se da cuenta de que no es feliz y busca la manera de solucionarlo. Es, por así decirlo, una historia de superación de retos, de aceptarse como uno es y cuando algo no te gusta, luchar por cambiarlo.

No puedo negar que me siento mi reconocida en Valentina, aunque no comparta con ella casi ningún aspecto ni vital ni físico, todos tenemos nuestros miedos, nuestros complejos y esas inseguridadess que nos hacen sentir inferiores. 

Además de la estupenda historia en la que te metes de lleno desde el principio, el aspecto que más destacaría serían los personajes. A primera vista, podrían parecer llenos de clichés y estereotipos como la mala malísima, el chico perfecto o la amiga loca, pero van mucho más allá. Tienen una personalidad propia que consiguen que te los creas y los ames o los odies. Me ha conquistado especialmente (además de Efrén al que no le puedo poner ninguna pega) la familia de Valentina; esa madre alarmista y 'metomentodo', ese padre callado pero que deja verdades como puños cuando abre la boca, ese primo Paco para quien Valentina es transparente por todas las horas que han pasado juntos...

Si queréis leer una novela en la que perderos y olvidaros del mundo, dadle una oportunidad a Valentina. Tendréis superación, carácter, humor y amor a raudales para desconectar y así descubrir una historia divertida que conseguirá sacaros una sonrisa.

Calificación

Citas

Los minutos se diluyeron en horas mientras se ponían al día y se contaban sus vidas. Arreglaban el mundo y compartían recetas. Una reunión de chicas da para mucho más que para hablar de peinados o de bolsos pero también hablaron de peinados y bolsos

Lo triste es que te tiene que pisotear para sentirse ella grande

Vales mucho más de lo que tú misma piensas. El día que te des cuenta, te comerás el mundo.

No veía en qué tenía que cambiar. Era el mundo el que no la aceptaba. Ella ya hacía todo lo posible por estar bien y ser buena en todo lo que hacía.

Hay ciertas cosas que no se deben hacer obligado.

Quizás necesitaba escuchar lo evidente para darse cuenta él mismo de que era verdad.

Sabes que, pase lo que pase, siempre te querré. No importa cómo seas ni lo que hagas en la vida, siempre serás mi hijo.

Deberían haber aprendido ya que en su familia pocas cosas se podían esconder. Suspiró. No eran una familia perfecta, pero tenían momentos como este que compensaban los demás.

Valentina los observó a todos, intentó respirar esa tranquilidad, guardársela en los bolsillos para cuando la echara en falta. Eran momentos extraños en los que se confabulaban distintos aspectos que los hacían perfectos. La tormenta que se notaba en el ambiente, el cansancio de la ruta en bicicleta, los ronquidos sincrónicos de su padre, el movimirnto rítmico de las agujas de su tía y su madre.