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Quizás me quede mañana de Lorenzo Marone

Quizás me quede mañana de Lorenzo Marone
Quizás me quede mañana de Lorenzo Marone
No está siendo una primavera normal. Recordaremos por muchos años qué hicimos durante estas semanas de confinamiento. La cuarentena ha trastocado nuestras vidas, nuestros planes y, sobre todo, nuestras rutinas. Durante las primeras semanas de encierro, mis costumbres cambiaron completamente: teletrabajo, ejercicio en casa, tareas domésticas... me faltaba tiempo para hacer todo lo que quería y no encontraba el momento de sentarme a leer con calma. Y, cuando lo conseguí, descubrí que mi concentración brillaba por su ausencia. En uno de esos días, me crucé con una recomendación de Mónica Gutiérrez en forma de tuit:


Con la necesidad de algo feel good y tras leer la reseña completa en su blog, me quedé prendada de la idea y busqué en eBiblio Madrid. Eccolo qua! Ahí estaba en el catálogo y a mi entera disposición. No lo dudé más y decidí que esa sería mi siguiente lectura.

Resumen 

Llamarse Luce no es nada fácil, sobre todo si tu carácter no es precisamente el más luminoso. Pero peor aún es apellidarse Di Notte, una de las muchas bromas del calamidad de su padre. Si además vives en Nápoles e ir a trabajar en Vespa se convierte cada día en una aventura; si eres abogada, licenciada cum laude, pero en la oficina solo te encargas del papeleo; y si tu familia es un desastre… Es comprensible que, de vez en cuando, se te inflen un poco las narices.

Pelo de chico, vaqueros y botas militares, Luce es una joven honesta y luchadora, presa de una realidad compuesta por una madre intolerante e infeliz, su enamoramiento por un Peter Pan capullo, y un trabajo que no le satisface. Como único consuelo le quedan sus paseos con su perro Alleria, su único y verdadero confidente; y las charlas con su viejo vecino don Vittorio, un músico filósofo en silla de ruedas.

Hasta que, un día, a Luce le asignan el juicio por la custodia de un menor. De pronto, en su vida aparecen un niño sabio muy especial, un artista callejero y trotamundos, y una golondrina que no parece tener ninguna intención de migrar.

El juicio esconde muchas sombras, pero quizá sea la oportunidad para deshacer los nudos del pasado y para poner orden en la cabezota de Luce. Y también para resolver una duda: ¿marcharse, como hicieron su padre, su hermano y cualquiera que haya seguido el impulso de despegar; o quedarse y buscar la felicidad en su pedacito de mundo?

Crítica

Viajamos a Nápoles de nuevo (y lo que os queda, que los viajes literarios a Italia son gratis y seguros) para conocer a Luce. Treintañera y abogada en un despacho lleno de hombres en Nápoles en pleno siglo XX significa que tienes que ser una guerrera, acostumbrada a defenderse contra todos y a mostrar muy poco de si misma y sus sentimientos. Si a eso le sumas algún desengaño amoroso que le ha hecho perder la esperanza en el amor y una familia desestructurada desde la infancia, puede convertirla en una persona borde, huraña y distante.

No es difícil ponerse en la piel de Luce. Fue educada estrictamente por una madre católica y con un padre que desaparecía y aparecía cada vez con un nuevo extraño negocio entre manos. Con estos mimbres de infancia, las decepciones la han convertido en una mujer práctica que prefiere no hurgar en el pasado para evitar recuerdos dolorosos y tan desconfiada que no se permite ilusionarse. Pero todo eso no impide que sea íntegra y no soporte los abusos, algo extraño en Nápoles, un lugar donde la mafia campa a sus anchas.

Todo cambia cuando le asignan una nueva causa y debe investigar a una mujer y su hijo. De repente, sus rutinas cambian y descubre que se siente atrapada en su vida pero no sabe cómo escapar de esa sensación. No estará del todo sola, tendrá de su parte a su perro Alleria, siempre sabio a la hora de reconocer sus emociones, y su vecino Don Vitto, un entrañable anciano en silla de ruedas con el que compartirá grandes charlas.

Quizás me quedé mañana de Lorenzo Marone es una novela llena de vida y positividad. No es un elogio a la bondad y a la felicidad, todos sabemos que la vida no es color de rosa, pero con Luce aprenderemos a ver que, a veces, los detalles que nos rodean pueden convertirse en algo importante. Porque quizá un olor a café, el trino de un pájaro o la conversación con tu vecino hacen que desconectes de los problemas y aprendas a disfrutar de esos pequeños instantes de felicidad.

Calificación

Citas

Las cosas que no merecen la pena nos acompañan siempre por un breve periodo de tiempo, después las perdemos o las olvidamos a saber dónde. Sin embargo, lo que amamos lo guardamos con cuidado, nos lo colgamos al cuello y lo llevamos con nosotros. Las cosas buenas de nuestra vida, escúchame bien, casi siempre nos sobreviven.
El pasado no me gusta, no soy igual que la mayoría de las personas, que idealiza los tiempos pasados, como si en el pasado todo hubiera sido perfecto. Es una estupidez, Sasà, una ilusión. Nos resulta más fácil recordar solo las cosas buenas, ¡por eso lo que hemos vivido nos parece perfecto! Pero según tú, ¿en el pasado no hacíamos también gilipolleces?
Nena, no derroches tus carcajadas, ¡que algún día te servirán!
Ha tenido alguna vez la sensación de que estuviera arrastrando su vida a alguna parte donde ella no quiere ir?
Nunca nada es como habíamos imaginado.
Te estoy diciendo que la vida es esto: altibajos, luces y sombras. Es más, cuanto más se avanza, peor se vuelve la relación. Hazme caso, que ya tengo una cierta edad: no pienses demasiado y sigue tu camino que, total, ella siempre te lleva por donde quiere y tú ni te das cuenta.
La vida es un continuo cambio de costumbres, amistades, formas de actuar y de pensar, ideales, amores, incluso de fe. Y sin embargo, es solo cuando te encuentras por casualidad delante de una vieja costumbre, cuando entiendes cuánto la has echado de menos, cuánto se te ha arrugado la piel sin que te dieras cuenta.
Aquellos moratones me obligan hoy a ser como soy. Porque, por desgracia, únicamente podemos dar a los demás lo que hemos recibido; y a quien solo ha recibido mordiscos, no le quedan ni ganas de andarse con tantos miramientos, así que lanza sobre la mesa lo poquito que ha podido ir guardando, sin hacer distinción entre lo bonito y lo feo.
Todos anhelamos una vida llena de grandes aventuras, amores imposibles, sueños que perseguir e ideas que defender. Todos nos morimos de ganas de lanzarnos con los brazos abiertos al mundo para mostrar nuestras capacidades, para que nos digan que valemos, para llamar la atención de los otros y encontrar un sentido a esta cosa inmensa, y al mismo tiempo pequeñita, que llamamos vida. Por la noche, sin embargo, todos volvemos a casa y nos ponemos cómodos en el sofá, esperando que alguien meta sus pies fríos bajo nuestras piernas y que nos diga que la mesa está puesta. No lo llamaría simplemente costumbres, sino una forma de hacer que el cielo que hay sobre nosotros sea menos imponente, para sentir que tenemos un lugar donde bastan nuestros pequeños gestos cotidianos de siempre para que funcionen las cosas.
Lo que querrías que fuera un mañana, lo estás decidiendo hoy; y que si no comienzas a labrar la tierra y a sembrarla, te encontrarás muy pronto con un campo lleno de maleza.
La vida está hecha de pocos momentos importantes de los que, a menudo, ni siquiera conseguimos darnos cuenta mientras los vivimos. Ellos nos siguen siempre un paso por detrás, y cuando te das la vuelta ya está todo hecho, irremediablemente comprometido, para bien y para mal.
¿Cuánto nos cuesta intentar ser valientes?
Si hay algo que me haya enseñado la vida, es que no existen ni paréntesis ni corchetes, ningún inciso o intervalo. Las cosas, por bonitas o feas que sean, te las encuentras de pronto delante, cuando pasas al renglón siguiente. Y quizá sea una suerte, porque de otro modo bastaría con evitar el paréntesis para llevar una vida serena. Solo que saltándose los incisos, la frase se acorta y enseguida se llega al punto final.
Somos solo lo que hemos vivido. Nuestro pasado puede minarnos hasta cierto punto, pero siempre hay una parte que permanece íntegra, siempre nueva, lista para volver a ponerse en marcha e indicarnos nuevos caminos. Está dentro de cada uno de nosotros, aunque muchos ni siquiera saben que la tienen, y está ahí a la espera de ser utilizada para algo extraordinario.
Quizá sea un instante de pura emoción el que dé significado a todo.
Y un segundo después estás dispuesto a volver a empezar.
Cuando un instante ha sido intenso y lleno de amor, es posible revivirlo hasta el infinito, en la oscuridad de tus propios párpados.
Luchad, no huyáis frente a las dificultades, porque estas os seguirán a todas partes.
No os marchéis solo para huir, y no os quedéis solo porque os falta el valor para emprender nuevos caminos. Permaneced siempre abiertos al cambio, elegid un objetivo y apostad por él. Pero sabed que siempre se puede fracasar, que nadie es perfecto. Y no dejéis de ser curiosos, porque la curiosidad es una forma de valentía.

Comentarios

  1. Ay, me alegra muchísimo que disfrutases de esta lectura, me pareció buena idea para estos días difíciles porque habla precisamente de eso, de una mujer que no lo tenía precisamente fácil y que no se rindió a la tristeza. Busqué en la wiki los Quartieri Spagnoli y me hice la idea de que era un barrio muy chungo de Nápoles, y ahí teníamos a nuestra Luce, saliendo adelante por encima de todo eso. Me ha encantado tu reseña y que te acompañase tan bien, ¿leerás algo más de Marone? A mí me encantaría. Me lo recomendó Cazando Estrellas y fue todo un acierto. Besos.

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  2. Pues tiene una pinta fenomenal y si viene con el respaldo de Mónica, más fácil me lo pones. Parece uno de esos libros esperanzadores. Lo tendré en cuenta. Gracias por la reseña. Besos

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  3. Hola, no conocía el libro pero parece muy interesante. ¡Me lo apunto!

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  4. Ay me has convencido con todo lo que cuentas sobre ella, anotada. No la conocía y si tanto tú como Mónica la habéis disfrutado, pinta bien la cosa jeje. Este tipo de novelas siempre son de buen recibo... Un abrazo Sandra.

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  5. ¡Hola! No conocía el libro, pero me ha llamado mucho la atención y me lo apunto.
    Me quedo por tu blog, un beso <3

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